Con el propósito de actuar a tiempo frente a la desnutrición, el equipo de Salud y Seguridad Alimentaria y Nutricional (Sasan) de la Subsecretaría de la Primera Infancia, de manera periódica y sistemática, realiza valoración del estado nutricional de los participantes de las 137 Unidades de Transformación Social (UTS) del Distrito.
Durante la toma de medidas antropométricas (peso y talla) en la UTS Potrero Grande, se detectó bajo peso en una niña de tres años de edad, “En estos momentos ella está en 13.3 kg y debería estar en 14.5 kg para estar en un peso adecuado para la talla. La niña debe tener una recuperación nutricional de 1.2 kg para mejorar su condición de salud”, explicó Felipe González, nutricionista y dietista de la Atención Directa.
De inmediato el equipo de profesionales se enfocó en apoyar a la niña en la recuperación de su peso, para que no sufra ningún tipo de alteración en su salud. El componente Sasan reportó que “durante el 2022 se presentaron alrededor de 66 casos de desnutrición, de los cuales 41 lograron mejorar su estado como resultado de las acciones realizadas en las UTS”, indicó Samira Marcela Mendoza, líder de Sasan.
En la UTS Potrero Grande, el nutricionista citó a la madre de la niña con bajo peso, con el propósito de informarle sobre la situación nutricional de su hija y dar inicio a una serie de procedimientos para la mejora del peso. “El nutricionista me dijo que había que tratar de subirle el peso y es muy bueno que le den ese tipo de recomendaciones a uno, para que así estén en el peso que deben estar”, expresó Luz Karime Torres, madre de la participante.
El nutricionista Felipe González, señaló que, dependiendo del estado nutricional. se activan los diferentes protocolos. “Si en este caso, se encuentra con desnutrición aguda moderada, solicitar a la familia e indicar para que puedan llevarle al puesto de salud más cercano para que pueda ser atendida por su condición de desnutrición”. De igual forma, explicó que “con los participantes en riesgo de desnutrición aguda hacemos también un seguimiento nutricional para evitar que ese niño pase a clasificación de desnutrición”, agregó en su informe.
También aclaró que en muchas ocasiones el bajo peso no corresponde a que los niños no estén siendo alimentados por sus padres o que no estén comiendo los alimentos en la UTS, puesto que se deben tener en cuenta diferentes factores, “como el estado de salud”. Resaltó que lo más importante “es poder identificar, por qué el niño o niña se encuentra con bajo peso”.
A partir de la detección, el equipo inicia labores de seguimiento con la auxiliar de enfermería, durante cada comida. “Se hace un acompañamiento para detectar que los niños realmente estén consumiendo las raciones”, indicó Johana Salazar Herrera, auxiliar de enfermería de la UTS Potrero Grande.
La Secretaría de Bienestar Social, junto a la Comisión Arquidiocesana Vida Justicia y Paz de la Pastoral Social, ejecuta un proyecto desde el 2020 en Cali, con el que se recuperan anualmente 275 niñas y niños de primera infancia. Según José Luis Vargas, coordinador del proyecto Recuperación Nutricional, adjunto a Comedores Comunitarios, “los niños llegan al programa, reportados con diagnóstico de desnutrición, a través de la Ficha-113 del Sistema de Vigilancia en Salud Pública (Sivigila)”, sostuvo.
Este programa entrega un paquete alimentario cada 15 días, durante un periodo de 90 días, el cual está compuesto por dos mercados. «Un mercado para el niño que le garantiza su desayuno, almuerzo, cena, merienda de la mañana y merienda de la tarde por el periodo de 15 días, hasta que reciben el siguiente paquete alimentario; y un segundo mercado de apoyo a la familia para aliviar la carga alimentaria del hogar», señaló Vargas.
El coordinador concluyó afirmando que este proyecto tiene un éxito anual de recuperación nutricional del 85 al 90 por ciento.