El 16 de septiembre de 1985 fue sancionada la Ley 61, que declara como símbolo patrio y árbol nacional a la Ceroxylon quindiuense, hogar del loro orejiamarillo, el tucán esmeralda y el barranquero.

Pese a esta declaratoria y la explícita prohibición de tala y comercialización, la deforestación de los bosques andinos para ampliar las fronteras agrícolas y ganaderas, más la insistencia de algunos feligreses en seguir utilizando sus ramas en procesiones religiosas durante la Semana Mayor, tienen a la palma de cera en riesgo de extinción.

Es una de las palmeras más altas del mundo, llegando a alcanzar los 60 metros de altura. Su crecimiento es muy lento, tardando 70 años para lograr su madurez y hasta 100 para alcanzar su máximo tamaño, mientras que una motosierra puede cortar su tallo en pocos minutos.

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La reproducción de esta mocotiledonea, la más alta del mundo, es muy limitada, ya que sólo producen semillas cada cinco años. La destrucción de su hábitat para la creación de pastizales, agricultura, turismo masivo y ganadería, ha ocasionado que los frutos al caer en los nuevos potreros se destruyan por la alta radiación solar.

Las plántulas de esta especie requieren la penumbra de un bosque natural y las pocas que germinan, terminan siendo depredadas por el ganado o pisoteadas por los turistas.

Si tenemos presente que entre la germinación y la aparición del primer tallo pueden pasar 53 años, se dimensiona el impacto que esta práctica tiene en la conservación de la palma de cera y otras especies de flora y fauna silvestre.

Con el propósito de contribuir en la conservación de esta y otras especies de fauna y flora silvestre, el Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente-Dagma, junto a las demás autoridades ambientales asentadas en la región, trabaja de manera coordinada para detener su comercialización.

En ese sentido, se ha implementado un plan de operativos especiales junto a la Policía Ambiental y el Ejército Nacional, interviniendo plazas de mercado, terminales de transporte, entradas de la ciudad y centros de peregrinación.

En estas acciones interinstitucionales, además de realizar actividades de inspección, vigilancia y control (IVC), los equipos operativos desarrollaron labores de sensibilización y educación ambiental sobre el cuidado y protección de nuestros recursos naturales.

En ese marco, el próximo domingo y a la par de los operativos de incautación, los funcionarios del Dagma entregarán a los feligreses 800 plantas ornamentales y 4100 palmas entre manila, areca y real.