El turismo es un reglón de la economía que, el gobierno tiene como sustituto del petróleo y el gas. La bien llamada industria sin chimeneas requiere unos presupuestos básicos, para convertirse en realidad.
No basta con tener los atributos naturales singulares, como los tenemos, para ser destino de turismo masivo; si por eso fuera, nosotros ya seríamos una potencia mundial.
Fundamentalmente se requiere tener infraestructura adecuada y organización empresarial para manejo de turismo y, sobre todo, mentalidad colectiva para tratar al turista; no simplemente usarlo como sujeto de explotación económica temporal.
Lo más importante, sin duda, es la seguridad interna que se le brinda al visitante; prueba irrefutable de esto es que, después del bien vendido proceso de Paz de Santos, se incrementó el turismo, tanto nacional como extranjero.
Egipto, país turístico por excelencia (¿quién no ha querido ir a ver las pirámides?) padeció, por unos ataques a turistas por parte de fedayines, una ausencia de turistas durante 8 años que, sólo logró solucionar en parte, con severas medidas de seguridad a los turistas. «Aquí no se pierde nada» le dijo un policía de turismo a mí hija cuando se le embolató su celular en el aeropuerto del Cairo, haciendo el escaneo del equipaje. Efectivamente apareció, se lo había embolsillado un ayudante, en la máquina de escanear los equipajes. Inmediatamente fue detenido y solo con la firma de un formato, judicializado el pillo. Ya por correo, fue informada que, con las filmaciones del aeropuerto, estaba detenido.
En Jordania, el Rey Jordano y la famosa Reina Nur, para incrementar el turismo y la venta de las artesanías locales, a quien compre artículos de tamaño grande, el gobierno se los envía gratis al lugar donde vive el turista comprador; ¿cómo sería aquí la corrupción si eso se hiciera aquí?
Estos dos pequeños ejemplos los doy para significar que, el turismo requiere un cambio de mentalidad colectiva. Los colombianos somos amables por naturaleza y eso ayuda mucho con el turista pero, por darnos de vivos, tratamos de engañar al visitante y eso es fatal para el turismo masivo.
Las noticias del incremento de la inseguridad, el renacer de todo tipo de grupos de bandidos armados, el incremento de masacres, ahuyenta al turista; amén del incremento del costo de los pasajes aéreos con el IVA del 19% y del valor de los alojamientos por la desbordada inflación.
Si queremos turismo, tenemos que invertir en turismo; muestra de ello es el aumento de habitaciones hoteleras, por la exención de impuesto de renta por 30 años que, fue abolida por la reciente reforma tributaria.
El turismo no se atrae con discursos, se llama con hechos: Más seguridad, incentivos tributarios al sector, como los que se hacen al sector agrícola y educar en una mentalidad honrada a los habitantes de las zonas turísticas. Turista satisfecho trae más turistas; turista engañado o robado, ahuyenta el turismo.
Ñapa: Semana Santa pasada por agua es lo tradicional, pero, con tanto aumento del costo de las cosas, esta será una semana de ayuno obligatorio.