Lo que tenía que pasar, pasó; esa mezcla de izquierda trasnochada y de derechas burocráticas no daría nada bueno.

Quien vende los principios por llegar al poder, no puede ser coherente con sus ideales.

Eso de tener en un mismo gabinete personas de gran formación técnica y claridad ideológica, con inexpertos escogidos por amistades personales y lambonería política, sólo produce lo que vemos, al escuchar al docto Ministro de Hacienda y la pintoresca Ministra de Minas: Desasosiego social.

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Para la izquierda idealista es un golpe bajo ponerla a defender y someterla a la dirección de Roy y de Prada. Los socialistas de formación, nunca se sentirán cómodos diciendo que las políticas de «su gobierno», son bien vistas por el FMI y la OCDE; entidades que, por años, ellos han combatido acérrimamente.

Quienes se consideran progresistas, no comparten las mentiras permanentes del presidente, sus devaneos con la derecha conservadora y liberal Gavirista y, los escándalos familiares de los Petro.

Para la izquierda fundamentalista, ver a «su presidente» primero de visita en USA que, en China o Rusia, es una puñalada matrera.

De las derechas ni hablar; ser partido «de gobierno» de un ex guerrillero que se volvió famoso a costa de hablar mal de ellos, nunca ha sido entendido, ni compartido por sus seguidores.

Ver a Samper de defensor de Petro, quien fue el que más lo atacó en el famoso 8000 y a Petro nombrando Samperistas, en altos cargos del gobierno, es a todas luces inaceptable, por quienes son coherentes con sus ideales.

Esta mezcolanza está haciendo crisis y el País está anonadado con la situación que eso ha creado: Carestía, aumento de inseguridad, masacres, muerte permanente de soldados y policías; nos sentimos volviendo al principio del siglo.

Durante muchos años, el susto a la guerrilla nos llevó a votar contra todo lo que oliera a ella. Después del proceso con las FARC, nos quitamos ese miedo y se votó por un ex guerrillero, pero, al volver a incrementarse la presencia guerrillera, como está sucediendo, mucho me temo que volveremos a buscar gobiernos fuertes para combatirlas; es sin duda una gran paradoja.

Esperemos a ver qué pasa: ¿Triunfará la compra de congresistas o se romperá esa coalición pegada con babas? Cualquier cosa que salga de ahí, marcará el futuro del experimento de querer gobernar, no teniendo mayorías parlamentarias, tratando de imponer y sin conciliar.

Para mí le favorecerá más al gobierno que no le pasen las reformas, que sacar unos monstruos legislativos.

Ñapa: ¿Saben que se hizo el hermano de Petro, que negociaba con los narcos?