Por: Gustavo Alvarez Gardeazabal
Conocí a Luis H Pérez cuando yo cursaba los estudios básicos en la Universidad del Valle. Asistí a alguna de sus clases por curiosear porque más de uno hablaba bien de su manera de enseñar. Unos años después nos enteramos que había fundado una universidad en local prestado, el del colegio Champagnat, cerca de donde yo vivía en la calle novena.
Tiempo más tarde Hugo Lora, el nunca bien enaltecido promotor de la educación a través de la FES, me explicó lo que pretendían hacer con la Universidad Autónoma de Occidente.
Por estos dias, cuando celebran los 50 años de fundación y la Autónoma es una universidad boyante, con campus universitario singularísimo y con una línea de educación y de investigación no muy comunes en el medio, he estado recordando todo lo que Hugo Lora quería hacer de esa universidad creyendo firmemente en el temperamento y valía de su fundador.
Y como lo lograron, hoy se puede leer a Luis H Pérez, su eterno rector, afirmando sin titubear que “ no se puede formar estudiantes para un mundo que no existe”. Y es sobre ese mundo, sobre ese Cali que él ha querido con pasión, sobre el cual está hablando Luis H en la celebración de sus 50 años.
Sus palabras parecen esculpidas en piedra. Para él, Cali va mal. Es una ciudad destrozada que no tiene la capacidad de manejarse a si misma. Cali, y lo enfatiza con palabras que salen de muy adentro de su cariño por la capital del Valle, tiene problemas de seguridad muy graves y da la sensación que no hay autoridad. Pero lo que a él le parece peor es que no se está visionando la gravedad de la ciudad.
Y tiene toda la razón cuando no vacila en calificar a Cali como una ciudad deteriorada, que no parece tener ganas de ser recuperada porque ni el trasporte ni muchas otras cosas cumplen las funciones de manera correcta. Tiene que ser desastroso lo que pasa en Cali para que Luis H, que siempre ha sido optimista y ha creído en su ciudad ,hable en ese tono dramático.