Por: Gustavo Alvarez Gardeazabal
Dejé de leer novelas policiacas hace rato porque me aburrí de encontrar siempre el mismo esquema para averiguar otro crimen siempre más lleno de trucos y de ampulosidades. Pero eso no significa que las novelas policiacas hayan dejado de tener lectores ni mucho menos escritores.
Arturo Pérez Reverte, el curtido novelista español,que ha escrito de todos los temas, quizás sobre tantos ya olvidados, se viene ahora con una novela de ese tipo en pleno 2023.Y tiene lectores ávidos.
Yo fui uno de ellos mientras recordaba mis años mozos y aunque me encontré la misma repetida y cansina estructura de Agata o de Poirot, de Sherolck o de los maestros del género, me he topado en esta novela con una verdadera biblia sobre las películas y novelas del mismo Holmes y sus congéneres.
Pérez Reverte encierra sus personajes en una diminuta isla turistica, cerca de Corfú,en un hotel de tres estrellas y donde casi todos son jubilados. Para encerrarlos más, el mal tiempo los aisla 6 dias y en ese período cometen 3 asesinatos .Para tratar de averiguarlos el narrador, que resulta ser un antiguo actor de las películas de S. Holmes en los años antes de la guerra y huésped del hotel por causas fortuitas, asume el papel protempore de investigador mientras pasa el temporal y llega la policía.
Su ayudante, algo así como el Watson de Sherolck, es un español que escribe novelitas policiales de kiosko y sabe tanto de ellas como el antiguo actor.
Ambos ,mientras pasa el temporal , repiten la trama estructural de las novelas de ese tipo, las que no restan nunca a la habilidad narrativa de Reverte aunque si indigestan con referencias enciclopédicas pretenciosas.
Pero saben tanto de tantas películas de 80 años de cine policiaco y las citan con tanta arrogancia y tan seguido el par de detectives que hasta el más devoto lector de esta clase de literatura tiene que parar muchas veces para conseguir un vomitivo. En el verano de este año fue el libro más vendido en España.
No creo que lo sea en Colombia, pero eso no importa, es tan extraño el momento en que ella aparece, tan vejete el tema y tan trillada la metodología policiaca para construirla que la novela termina volviéndose un monumento al anacronismo capaz de deleitar hasta ancianos lectores curtidos como yo.