Los juicios de Uribe, Nicolás Petro, Güaidó y, muy posible, indagatoria de Doña Verónica de Petro, moverán el cotorro judicial estos días, acompañado de la próxima echada, por la puerta de atrás, de los ministros Leyva y Chuspas Velasco.

Los únicos que están de plácemes son los del partido Liberal, por la salida de Samper; se quitaron ese bacalao de encima. ¡Hay pícaros con suerte, decía mi abuela!

El panorama de esta semana no pudo ser peor:

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– Cierre trabajos de la carretera a Popayán, única obra de ese departamento que estaba funcionando rápidamente;
– subida del dólar, ante la huida de empresas extranjeras y nacionales del País;
– fuerte decrecimiento económico;
– asesinatos diarios de candidatos a corporaciones regionales y a mandatarios territoriales;
– fallas en la Registraduría Nacional, como antes de elecciones presidenciales;
– cierre de carreteras, por quienes les de la gana hacerlo y, el imposible desalojo de quienes trancan las vías;
– anuncio del aumento del diésel, hasta 16.000 pesos, en próximos meses;
– el fenómeno del niño, secando ríos y bajando embalses;
– crisis económica de las empresas de energía eléctrica;
– cafeteros y caucheros quebrados por precios;
– servicio de salud en crisis, escasean medicamentos, se cierran IPS, se persigue a las EPS;
– construcción y venta de viviendas paradas;
– comercio con las peores ventas de electrodomésticos, motos y carros;
– inflación del más del 11%, con tendencia a subir por la escasez de alimentos producida por el verano;
– incendios forestales por doquier;
– administración nacional a media máquina o en reversa;
– no se nombran en propiedad directores de entidades como el INVIMA;
– correcciones de afirmaciones erradas entre ministros;
– malos tratos públicos de la Vicepresidente, con personal subalterno;
– abucheos por doquier a funcionarios del gobierno;
– Fuerza Pública paralizada por falta de claridad en las órdenes;
– inexistencia de partidos politicos coherentes;
– congresistas vendidos por cualquier puestico y promesa de contratos;
– prensa amenazada;
– propaganda infinita del gobierno en TV nacional, diciendo cosas que nadie ve;
– convencimiento colectivo de que el año entrante será tortuoso y, desde ya, se planea reducir o cerrar actividades.

¡En síntesis, incertidumbre por doquier!

Frente a estos innegables asuntos ¿Qué puede hacer un susurrero, distinto a convocar unión, valentía y sacrificio, para no permitir que destruyan más la Patria?

Nos hacemos sentir o nos jodemos y, el primer paso es elegir a quienes garanticen que no se van a dejar llevar por el torbellino del gobierno nacional; quienes tengan personalidad suficiente para enfrentarse al presidente con firmeza, cuando sea necesario.