Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Por estos días han coincidido los estudiosos de dos mujeres que fueron muy importantes en mi vida intelectual para que, a más de certificar la validez de unas colecciones de cartas mías cruzadas con ellas y que, con afecto especial ambas archivaron específicamente, autorice su publicación.
Son las cartas que en algún período de mi vida escribí a Pilar Narvión, la periodista española, estrella del oficio en la década del 70, a quien desde su natal Aragón quieren reivindicar como la gran maestra del periodismo hispano y las que crucé con la inigualable libretista Martha Bossio de Martínez cuando se estuvo montando casi durante año la telenovela El Bazar de los Idiotas en Caracol TV y que un grupo de sus antiguos docentes quieren divulgar para exaltar sus enseñanzas, contenidas sin duda en esa relación epistolar.
Son documentos de hace 50 o más años que creía íntimos, correspondientes a dos momentos esenciales de mi formación literaria pero que por la trascendencia que cada una de las recipiendarias tuvo, y quizás porque entonces yo escribía muy bien, resaltan a quien hurgue sus archivos.
Siempre he creído que mis obras literarias se defienden solas, pero ahora que he tenido esta circunstancia del encumbramiento de mi género epistolar, tengo que adoptar la misma actitud. Lo escrito, escrito quedó así haya sido en momentos álgidos o trascendentalmente responsables de mi evolución en todo sentido.
Fueron mis escritos. Fue mi pensamiento. Fueron mis frases, afortunadamente bien joteadas en su momento, tanto que me hacen sentir senil mente orgulloso.
Una muestra de ese flujo epistolar será publicada en un libro que realiza por estos días el Diario Comarca que se publica desde Alcañiz, la tierra natal de Pilar, bajo la tutela de su directora Eva Defior y en las memorias de su madre que termina Nicolás Martínez el único hijo de Martha Bossio, docente universitario en Bogotá. ¡Curiosas satisfacciones a esta edad de mi vida!.