Por: Gustavo Alvarez Gardeazabal

El país no le ha dado importancia a una actitud de ninguneo que cometió el presidente Petro con un grupo de gobernadores .En una determinación que demuestra su exceso de ambición política o su afán de disfrazar la derrota electoral en un triunfo sonoro, citó a Palacio a 15 gobernadores elegidos por voluntad popular, los mostró como sus candidatos ganadores y pasó por encima del espíritu constitucional que predica que el presidente de la república es el presidente de todos los colombianos y que es de muy mala factura mostrar preferencias por un grupo exclusivo de gobernadores y dejar por puertas a 17 mandatarios, un poco más de la mitad de los favorecidos por las urnas.

Curiosamente esa ofensiva actitud se la tomaron por igual los convocados al primer piso de los afectos presidenciales y los de abajo, que fueron ninguneados por la soberbia presidencial.

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No hubo una voz de los seleccionados al amparo de Palacio explicando su presencia y menos que se levantó una protesta de los ofendidos con el desprecio. Parecería que el temor de enfrentarse a la ira caprichosa del gobernante nacional los hubiese enmudecido.

Ni siquiera Dilliam Francisca Toro,que por andar ayudándole a Petro a pasar sus controvertidas reformas con sus congresistas del partido de la U se ganó las habladurías en contra de la mitad de sus electores en el Valle y hasta tambaleó su elección.Ni mucho menos el doctor Verano de la Rosa, gobernador del Atlántico y momia insigne del partido liberal, que con Gaviria a la cabeza hizo coro alrededor de Petro y sus reformas.

Tal vez no era el momento de enfrentarse frente a la grosería inconstitucional o quizás las campañas los dejó desganados, pero el liderazgo nato que ambos poseen todavía puede permitirles otra opción para enfrentar como comandantes de la oposición el descortés pero peligroso accionar del gobierno Petro. Sería lo lógico .