Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal

Aun cuando muchos me tildarán de novelista exagerado ,con mi ojo avizor de anciano he detectado que en la semana que pasó se inició la agonía del régimen petrista.

El hecho de que en una sola semana se hayan concentrado el veneno que encierra subirle el predial a todos los propietarios de Colombia con el que se haya quemado en público una bandera del M19 y que estruendosamente 50 mil personas gritaran al unísono “Petro Fuera” en el estadio Metropolitano de Barranquilla donde Colombia derrotaba a la poderosa selección brasileña, y ayer otras 40 mil gritaran lo mismo en el estadio de Medellín, son más que suficiente muestra de que el régimen comenzó a agonizar porque cansó a los ciudadanos y todo lo que está haciendo va pasando de ser una novatada leninista a convertirse en una agresión a lo más íntimo de nuestro carácter de colombianos.

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La amenaza de convencer a la cooperativa de contratistas que funge de Congreso para que apruebe una alza desmedida en los prediales que cobran los municipios, es la mecha que enciende la pólvora. Si alguien dudaba sobre mis afirmaciones de que Petro, como buen leninista puro, odia a los propietarios desde sus comienzos izquierdosos en Zipaquirá, esta pretendida medida les disipa esas dudas. Petro detesta los propietarios.

Quiere un estado todopoderoso, dueño no solo del aparataje burocrático, sino de los bienes que figuran como propiedad de los ciudadanos.

Ese fastidio que genera el asustar con subir el predial, porque muchos nos imaginamos a millones de ciudadanos entregándola al estado las propiedades que levantaron con sus ahorros, es tan hondo como el sentimiento simbólico que expresó Mauricio Martinez Triana, Mauricio Macri al quemar en medio de un plantón contra la reforma a la salud una bandera del M 19, la agrupación política que permitió el crecimiento de Petro.

Es lógico entonces que miles de personas, contagiadas de furia patriótica, griten en los estadios que se vaya Petro