Si algo hay que rescatar del actual gobierno es su discurso a favor de conservar los recursos naturales. Puede que se le vaya la mano en retórica galáctica; pero, no cabe duda de que el fondo del asunto es fundamental: El cuidado de la naturaleza.
Lo que sí es incomprensible es que, desde el propio alto gobierno se digan cosas totalmente diferentes a la conservación de la naturaleza y de las diferentes especies.
Que una ministra diga que eso de prohibir la venta de aletas de tiburón es un invento de unos yupis, hijos de ricos, estudiados en las mejores universidades del mundo que actúan en contra de la realidad de la pesca de nuestros mares, es una imbecilidad mayúscula. Atacar la ciencia para justificar el exterminio de una especie marina, es injustificable; va contra lo que dice el presidente en su viaje semanal al exterior.
Justificar, por parte del ministro de Defensa, la construcción de una base militar en la isla Gorgona, es violar un ecosistema único que tenemos en nuestro territorio. El famoso Jacques-Yves Cousteau definió a Gorgona como “el gran hospital de la naturaleza” donde se sana la fauna marina enferma; entre muchas pruebas de esa afirmación está que es el único lugar del globo terráqueo en que los delfines y tiburones conviven sin atacarse.
Construir pilotes en ese subsuelo marino modifica la vida en ese lugar. Tengo la certeza de que Petro no diría que está haciendo eso, en ningún foro ambientalista.
Lo de Gorgona es doblemente antagónico con lo que propaga Petro:
- Primero, por la perturbación a ese santuario natural y,
- segundo, por la razón por la cual se justifica (que es la de combatir el narcotráfico).
El presidente se desgañeta gritando que la guerra contra el narco solo se logra legalizando y ordena construir una base en un parque natural para combatir el narcotráfico; eso no es coherente.
Otra desconexión es lo del discurso contra los combustibles fósiles, en el sentido de que aquí en Colombia su explotación genera un gran daño ambiental; pero que, al otro lado de la frontera con Venezuela, no causa daño al medio ambiente mundial. Eso no lo entiende ni un extraterrestre y mucho menos un representante de esta etnia galáctica a la cual pertenecemos.
Ñapa: «En mi gobierno no se adjudicará nunca una licitación donde haya solo un proponente». Eso lo dijo Petro para defender al anciano Canciller Leyva. Ayer se la adjudicaron al único proponente, dejando en la cuerda floja al suspendido funcionario y como un rabo a la palabra presidencia (no es invento de la prensa, ni de los golpistas blandos).
Después de sacarlos del lío, echan del puesto al secretario del ministerio, por ser él quien lo adjudicó. ¿Desde cuándo un secretario firma una adjudicación de ese tamaño sin consultar?
Ahora vuelven a echar para atrás la adjudicación y habrá otra demanda contra la nación.
¡Hasta cuándo darán papaya!
Ñapita: Los trozudos, carnuditos u obesos que llaman no tenemos palabras para agradecer a nuestro presidente «chamán» Petro, su gran descubrimiento de que la insulina adelgaza. Divide en dos la ciencia médica: Antes y después de que Petro descubriera que los ricos adelgazan con insulina y por eso hay escasez.
Hasta ahora se sabía que la Metformina ayudaba a bajar de peso a quienes padecen diabetes; por eso, lo trascendental del descubrimiento petrista de que la insulina adelgaza. ¿De qué parte del cosmos le llegó este conocimiento al primer mandatario? Según mis fuentes fue Maduro quien le sopló esa fórmula.