Volvimos A La Guerra

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal

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En este país nos hemos pasado 214 años como república librando guerras, firmando armisticios , sellando pactos de paz y cambiando las constituciones Hace unos años no más, presenciamos la firma del Pacto de Paz de La Habana. Fue más la ilusión que nos vendieron que la realidad.

Pero, en un país en donde se votó negativamente el referéndum por la paz, nada era de extrañar que sucediera. Como la guerra dejó de ser ideológica y se volvió un negocio de producción de cocaína o del oro clandestino, los grupos guerrilleros que no habían alcanzado a sacar y esconder la plata y seguían trabajando, no aceptaron lo que sus antiguos jefes firmaron y volvieron a la guerra.

Los medios bogotanos los bautizaron como disidencias, pero ellos siguieron llamándose Farc y vertiginosamente, con super producciones de coca y amplificación mundial del mercado del oro y las drogas, fueron creciendo. Hoy no tienen la unidad piramidal que les daba el marxismo pero con la plata en rama que les pagan los mexicanos por sus productos, poseen armamento de última generación y les crecieron las ambiciones hasta el punto de dividirse y subdividirse.

Ya no se enfrentan solamente con los cuarteles de la policía y montan emboscadas contra el ejército. Gastan bastante tiempo, munición y vidas enfrentados en batallas entre ellos mismos . No tienen un líder que los unifique porque internamente, en cada grupúsculo, todavía libran batallas por la conducción y las formas de repartirse las ganancias o de pagar los sueldos que asigna la rentabilidad del negocio.

Pero como toda guerra es dinámica y aquí la capacidad de hacer daño alimenta más el mito que la plata de los mexicanos, la evolución se desbocó. Cual avispas atacan allí y acá, Nadie habla entonces de paz. Todos, desde el gobernante hasta el campesino que vuelve a recorrer su viacrucis, todos, hablamos de guerra. Somos Colombia y repetimos la historia porque no aprendimos de ella.