Por: Miguel Ángel Arango
MURIÓ CANTERO, EL MEJOR MONO. José Manuel Cantero Recio, fue un ser humano maravilloso. Falleció el martes pasado a las seis de la tarde treinta y ocho minutos. Su hora preferida para tomar un buen vino era a las cinco de la tarde. Pero también era buena a las diez de la mañana o a las ocho de la noche.
Inteligente como pocos. Buen amigo como pocos. Hombre decente y de buenas maneras. Lector prodigioso y sobra decir que era muy culto. Su desparpajo y su envidiable chispa y sentido del buen humor lo diferenciaban del resto de los mortales. Disfruté con fruición miles de momentos al lado del mono Cantero. El más genial de los borrachos. No hay en el mundo otra persona con tanta gracia cuando se pierde la razón como consecuencia de la ingesta de licor.
Mi compadre José Manuel padecía de una afección renal. En los últimos meses su estado de salud se deterioró y le causó la muerte. Siempre creí que el mono sería inmortal. Su gracia, su talento y su prodigiosa bondad no podrán ser reemplazadas. Era único.
Fue conservador y hoy dudo que haya sido por convicción. Era el más liberal de los conservadores. Tuvo militancia en los movimientos godos de Carlos Holguín Sardi y Humberto González Narváez . A principios de los años noventa y cuando aún entrenábamos la elección popular de alcaldes quiso ser alcalde de Cali pero nadie lo postuló.
Estuvo vinculado al servicio público durante muchos años. Jamás se vio involucrado en hechos de corrupción ni su nombre apareció vinculado a escándalos por política o por la burocracia. Trabajó en la industria de licores del Valle y la beneficencia del Valle . Julio Riascos Álvarez, siendo alcalde de la ciudad lo nombró secretario de educación, cultura y recreación. Fue mejor en ese cargo.
También fue personero municipal. El exconcejal y ex congresista Álvaro Mejía López y el maestro González Narváez , siempre lo apoyaron para que llegara a los mejores cargos. Fue director de catastro en la alcaldía de Carlos Holmes Trujillo y tesorero municipal en el gobierno de Guerrero Velasco.
A mediados de los años noventa el exalcalde Mauricio Guzmán Cuevas, lo nombró en la gerencia de Emsirva, en donde también fue auditor. José Agustín Cantero, su hermano, ya fallecido era muy amigo de Guzmán. Cerró su ciclo como notario segundo de Buenaventura en donde se pensiono y luego regresó a Cali.
El “mono” no era caleño pero su marcado acento lo dibujaba como el más caleño. Su padre era un cocinero español quien vino a probar suerte a Colombia hacia los años sesenta y luego trajo a José Manuel y su esposa. El mono Cantero era español. Muy colorado y dueño de unos ojos azules maravillosos y llenos de picardía. Siempre fue un sibarita y seguro consecuencia de su raza europea.
Como familia solo le quedaban su esposo Ranulfo Duque y sus dos sobrinas, María del Mar y María Margarita, hijas de su hermano José Agustín y de Ana Milena Guerrero.
Al mono Cantero, todo el mundo lo amaba. En Cali no se encuentra una sola persona que pronuncie una sola palabra en su contra. En su recuerdo solo se escuchan los más bellos adjetivos. El mono siempre fue mi cómplice. Mi padrino de matrimonio-cuando decidí reincidir-y luego padrino de bautizo de mi hijo Miguel Ángel Arango López, a quienes todos llaman mono, como su padrino.
No habrá velación ni flores. A las once de esta mañana habrá una misa y luego la cremación. No digo el sitio porque el hoy difunto sospechaba que si llorábamos lo resucitábamos y el ya no quería vivir más.