9 Años De Cárcel Por Tomar Amarillo
Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Quizás como reacción a las iras y frustraciones que han devenido desde cuando el país fue entrando en las vías del razonamiento y del diálogo,se están abriendo las fauces de la represión como solución a los problemas.
Probablemente porque la ola de derechización es contagiosa y termina siendo la salida a todos los embudos sociales que se dejan crecer,en Colombia se oyen aplausos a favor del inefable Dumek, el alcalde de Cartagena, porque prohíbe a las busconas de la plazuela del Reloj y muchas palmas a Fico, el alcalde de Medellín por sus medidas reaccionarias que pretenden dizque salvaguardar menores de edad de las garras inevitables del sexo.Pero un poco desapercibidos han pasado tres episodios de represión en Cali.
El más conocido fue el del señor Samuel Merchan, el ciudadano caleño que desesperado por la huecamenta en las calles de Cali volvió batalla cívica por redes y en vivo su esfuerzo por tapar manualmente algunos de los huecos.
Le mandaron la ley y con un policía le impusieron una multa de la alcaldía por violar el artículo 140, numeral 2, de la Ley 1801 del Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana.
Esa misma alcaldía organizó con bombos y timbales la semana pasada una batida contra los reguladores del tránsito en la desobediente y desordenada capital del Valle, surgidos después del estallido social y que sin uniformes ni permiso suplen la falta de policías de tránsito que organizan el tráfico, a la espera obviamente de una propina.
Y como tapa del congolo la Gobernación del Valle, ha hecho saber a través de un oficial de la POLFA que ha montado un equipo de persecución contra quienes venden, distribuyen o consumen el aguardiente amarillo que produce la Licorera de Caldas y los amenaza con penas de prisión hasta por 9 años, interpretando a su amaño la Ley 599 del 2000, artículo 319, donde se pena el contrabando en general. No hay imaginación. No hay voluntad de razonar. Solo represión.