Alguien habló de nosotros
Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Cuando Irene Vallejo publicó en 2019 “El infinito en un junco”,se abrió paso en el universo literario hispanoamericano como una escritora de valía. Su libro ha sido lectura de millones de personas quienes se han encargado de pasar la voz para que se siga leyendo. Todos coincidimos en que es un libro de calidad, pero muy pocos nos metemos a encontrar dónde o en qué reside la habilidad de esta mujer docta y sabia.
Su último libro, de solo 157 páginas, “Alguien habló de nosotros”, ayuda a develar los elementos que construyen su esencia literaria. Allí, ella colecciona 140 breves artículos periodísticos ,que no tienen más de 25 renglones cada uno, y por ende tan solo 1250 caracteres.
Todos demuestran la sapiencia suma de quien ha leído toda su vida. Pero, en especial, sirven para detectar que tiene un exquisito lenguaje, cargado de conciencia sobre el origen de las palabras claves.
Pocos ensayistas permiten observar el inmenso bagaje histórico lingüístico en tan breves textos. Pero así como nos dice que la palabra pacto viene del latín pactum y significa acuerdo algo trabado y establecido, también nos enseña que en política hay que ser más leal a los desconocidos que a los amigos.
Por supuesto, abundan las verdades de puño enmarcando o rematando sus artículos de maravilla como cuando afirma que una mirada es el movimiento más sigiloso y más lleno de significados de que es capaz de realizar nuestro cuerpo, o en el momento que afirma que morir es muy distinto de no haber vivido.
Un libro, en fin, que termina convertido en una cátedra sobre el antiguo oficio de columnista que la velocidad del internet y la reducción de caracteres ha vuelto una profesión olvidada cuando no descuidada. De ella se aprende mucho. De su libro se pueden desgajar desde ilusiones hasta métodos de aprendizaje y muy especialmente una enseñanza mayúscula del respeto por el pasado.
Quizás por ello el libro se cierra con una frase “Lo que somos y seremos se debe en gran parte a personas que llevaron vidas escondidas y descansan en tumbas que ningún turista va a visitar”