Por: Carlos Guerra

HUMO BLANCO

Felicidad. Optimismo. Ilusión. Fé. Eso fue lo que vi en las caras de miles de personas en la Plaza de San Pedro cuando el humo blanco salió de la chimenea. Un nuevo comienzo, un motivo para soñar. Mientras eso sucedía a miles de kilómetros, me puse a pensar en qué es lo que debe pasar aquí, en mi Cali Bella, para que haya humo blanco.

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Me pregunto que necesitamos para llenarnos de esperanza como le está pasando a miles de millones de católicos en el mundo. Tal vez no se necesita mucho, tal vez, es solo tener capacidad de auto reflexión para entender que no lo estamos haciendo bien como sociedad. Las señales, como el humo, están ahí: nuestras calles y canales convertidos en un basurero; los conductores andando en sus motos y carros sin papeles al día y con actitud agresiva cuando las autoridades se los exigen, los que se siguen colando en el MIO y los que van al estadio a hacer de todo, menos ver fútbol, por citar algunos.

Metafóricamente, esas señales que acabo de mencionar son humo negro, y así como en el Vaticano, el humo negro significa que los caleños no hemos llegado a un acuerdo, o al menos a un consenso. Estamos en una etapa en donde cada uno va por su lado y no pensamos en colectivo.

¿Qué necesitamos entonces? Escuchar más, dialogar más. Necesitamos un cónclave ciudadano en donde participemos todos para acelerar la transformación de Cali, así sea con pequeñas acciones que como ciudadanos del común podemos hacer: desde recoger un papel en la calle hasta tener el Soat al día por ejemplo; y otras más grandes que le corresponden a nuestros líderes: ornato para embellecer la ciudad, seguridad, obras de infraestructura…

Pero también —y sobre todo— necesitamos voluntad. Voluntad de todos. De quienes gobiernan y de quienes caminan la ciudad a diario.
Porque el humo blanco no es un milagro que cae del cielo; es una señal de que decidimos cambiar y que estamos construyendo entre todos una nueva Cali.

El día que entendamos que nuestra ciudad no es solo un lugar para habitar, sino un proyecto común que se cuida y se sueña, ese día empezará a salir el humo blanco desde nuestras propias calles.