En una apuesta por fortalecer la seguridad en las regiones más apartadas del país, el Gobierno Nacional incorporó 1.227 nuevos soldados profesionales al servicio de las Fuerzas Militares. La ceremonia de graduación tuvo lugar en el campo de paradas de la Escuela de Soldados Profesionales Pedro Pascacio Martínez Rojas, ubicada en el municipio del Nilo, Cundinamarca.
Los nuevos efectivos, que concluyeron el Curso Extraordinario Número 78, también conocido como “Bodas de Plata” por coincidir con el 25.º aniversario del centro de formación militar, están entrenados para llevar a cabo operaciones orientadas a la defensa de la soberanía, el restablecimiento del orden público y el apoyo a misiones estratégicas en el territorio nacional.
Entrenamiento intensivo y enfoque humanístico
Durante ocho semanas, los soldados recibieron un entrenamiento intensivo en técnicas avanzadas de combate, maniobras tácticas y habilidades especializadas, con el objetivo de fortalecer tanto sus capacidades individuales como colectivas. Además, la formación incluyó un componente humanístico enfocado en el respeto por los derechos humanos y el derecho internacional humanitario, en concordancia con el Estatuto del Régimen de Carrera del Soldado Profesional y del Infante de Marina Profesional, aprobado recientemente por el Congreso.
Liderazgo militar y proyección de seguridad
El acto de graduación fue presidido por el Mayor General Juan Diego Sepúlveda Palacio, Jefe de Estado Mayor Generador de Fuerza, quien destacó la importancia de esta nueva generación de soldados para el fortalecimiento de la seguridad en las zonas más vulnerables del país. “La formación de estos hombres refleja el compromiso de las Fuerzas Militares con la defensa de la nación y la protección de la población civil, particularmente en territorios apartados que requieren presencia estatal constante”, afirmó el oficial.
Un paso más hacia la consolidación de la paz
Con esta incorporación, el Gobierno reafirma su compromiso con el fortalecimiento de las capacidades militares y la consolidación de la seguridad en Colombia, mientras busca garantizar que las acciones de los soldados estén alineadas con los principios humanitarios y el respeto por la población civil.
Estos 1.227 soldados se integrarán de inmediato a las operaciones en diferentes regiones del país, representando un respaldo significativo a las comunidades más afectadas por el conflicto y el crimen organizado.