Desde muy temprano en el parque de Las Banderas, los sonidos de las percusiones, el repicar de la marimba y la melodiosa voz de cantadoras y cantadores, dieron inicio a la ‘Feria de la Inclusión’ y el ‘Festival de la Hermandad’, en el marco de la ‘65 Feria de Cali’ y con participación masiva de la comunidad afrodescendiente.
En medio de la alegría y el festejo, los asistentes, propios y turistas, entre bailes y aplausos acompañaron a los bailarines, que en ocasiones bajaron de la tarima para hacer más cercano el espectáculo. Este evento, que integró en escena a cantadoras, bailarines y músicos, se lleva a cabo desde hace 27 años.
Según Hugo Montenegro Manyoma, periodista cultural de Buenaventura, esta celebración evidencia, de una manera clara, la incidencia de la costa del Pacífico en la urbe caleña. “Son migraciones diversas que obedecen a desplazamientos que por años han llegado a la ciudad con su manifestación cultural”, indicó.
Agregó que para ellos esta fiesta tiene un gran significado espiritual. “Es el mantenerse con sus tradiciones lejos de sus territorios, pero conectados por un hilo invisible con su comunidad”, afirmó el conocedor de la ancestralidad afrodescendiente del Pacífico.
El evento cobra gran importancia si se entiende que la gente que ha vivido desplazamientos siempre añora volver a sus territorios. Por este motivo, ven en estos espacios un lugar de reencuentro con los amigos y, por consiguiente, con su cultura.
Efrén Roldán, bailarín y representante de la Asociación Folklórica del Chinchorro, dice que estos bailes que trajeron al escenario representan el recuerdo melancólico y alegre de lo que son las comunidades afro. “Gracias a estos espacios nos reencontramos con gran parte de compañeros, amigos y hasta familiares. Uno no espera encontrarse con tanta gente conocida y es algo que regocija, algo que hace parte del folklore”, relató.
Por su parte, Lucía Solís, maestra de saberes ancestrales, asegura que la inclusión de la comunidad afro en esta Feria les permite compartir todo lo que tiene que ver con sus raíces. “Nuestra ancestralidad, entre bebidas, comida, la mecatería y diversión, es recordar lo nuestro”, sostuvo.
Durante el certamen se realizó un conversatorio en el que se presentó la herencia ancestral, a través de bebidas típicas del Pacífico como el viche. “Es el eje central de este día, un elemento que une a la diáspora del Pacífico, sin importar dónde está”, argumentó Jhon Arley Murillo, uno de los líderes políticos del Valle del Cauca y quien trabajó desde el Congreso colombiano por sacar adelante la Ley del Viche.