Por: Carlos Guerra

¿Somos moscas o abejas?

Cambiar la forma de pensar de una ciudad es más difícil que cambiar una calle.
Nuestros líderes lo saben: transformar comportamientos arraigados, costumbres insensatas, creencias y hábitos que se consideran “normales” y que celebramos como parte de nuestra “idiosincrasia”, es tan complejo como recuperar la seguridad de Cali.

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«Por más que la abeja le explique a la mosca que la flor es mejor que la basura, la mosca no lo va a entender; porque siempre vivió en la basura». Esta frase nos invita a reflexionar sobre nuestro comportamiento ciudadano y preguntarnos: ¿cómo estamos viendo nuestra ciudad? ¿Desde la flor o desde la basura?.

Tener una ciudad bonita, ordenada, aseada, limpia y visualmente agradable también ayuda a crear sentido de pertenencia y por tanto, a cuidar. El entorno importa y las personas se comportan de acuerdo al contexto que los rodea. Y para recuperar nuestro entorno, solo basta tener voluntad, porque con poco presupuesto se puede hacer mucho.

¿Pintaron grafitis en lugares no asignados? Al otro día deben estar cubiertos con pintura blanca o del color original. Celebramos que se tapen huecos para carros motos y ciclistas, ¿pero y los andenes?. Hay que emparejarlos, ponerlos iguales (en un andén se pueden ver 3 o 4 tipos de pisos diferentes) y pintar.

Lo que se ve en fachadas de edificios y casas del primer kilómetro del inicio de la calle 5ta con carrera 4ta, a lado y lado, es realmente feo. Alcaldía y propietarios deberían buscar consensos y llegar a acuerdos para mejorar la visual de ese corredor (dense una pasadita por Popayán y me entenderán).

El ornato de una ciudad es tan importante como la seguridad o la generación de empleo que son los dos principales retos de Cali según el más reciente sondeo de Invamer.

¿Quién no sentiría orgullo de ciudad viendo por ejemplo que nuestras fuentes de agua (como la del Parque Panamericano o la que está frente a la antigua estación del tren), fueron intervenidas, recuperadas, modernizadas y transformadas en fuentes ornamentales dinámicas, con shows de agua, luces y sonido que atraen familias y turistas?

Les aseguro que si eso se logra dejarán de ser los baños del habitante de calle o el botadero de basura de mucha gente porque los ciudadanos se comenzarían a apropiar de esos espacios, a cuidarlos y protegerlos.

El cambio de luminarias que se lleva a cabo en Cali es absolutamente necesario para generar un sentido de “espacios seguros”, pero es igual de importante pensar en iluminaciones ornamentales que enlucen edificios, fachadas y parques.

Poder intervenir la torre de Cali sea a través de copatrocinios entre la empresa privada y la Alcaldía, para iluminarla con colores (al estilo de la torre Colpatria de Bogotá), transformaría totalmente una zona que hoy está deprimida y sería un bálsamo para la imagen de la ciudad.

Ya iluminamos Cristo Rey y Las Tres Cruces, pero están tan lejos que no las disfrutamos. A este administración se le está presentando una gran oportunidad de embellecer a Cali, y es con el inmenso lote frente a Cosmocentro y que colinda con Siloé: está todo por hacer, hay que planearlo bien, pensarlo bien.

Es nuestro propio “Central Park” (hasta que no podamos tener el lote donde está la base aérea Marco Fidel Suárez) y puede ser un gran legado. Tenemos puentes, edificios, fuentes, parques y monumentos que vale la pena intervenir. Cali no necesita toneladas de concreto para verse mejor.

Necesita voluntad y un presupuesto relativamente bajo que seguro hay. Necesita líderes que piensen como abejas: que busquen flores donde parece haber solo escombros. Y ciudadanos que dejen de vivir en la basura como si fuera natural.