La inspiradora historia de Cristhian Andrés Caicedo, un joven de 25 años del barrio Lleras de Buenaventura, refleja cómo la educación puede transformar vidas en contextos difíciles. Cristhian, gracias al programa DigiCampus de la Gobernación del Valle del Cauca, está cursando ingeniería industrial en la Universidad Autónoma de Occidente de Cali con un incentivo del 100% del valor de su matrícula.
En una comunidad históricamente afectada por la violencia, incluyendo las temidas «casas de pique», Cristhian ha encontrado en la educación y el arte una vía para superar las adversidades.
Desde su hogar, conectado a las clases virtuales a través de las herramientas tecnológicas proporcionadas por el programa, Cristhian no solo está construyendo su futuro, sino también inspirando a otros jóvenes a perseguir sus sueños.
“Mi experiencia ha sido muy enriquecedora porque es un programa amplio, gracias al apoyo liderado por la doctora Dilian Francisca Toro y el Secretario de las TIC, quienes han facilitado estos procesos para que cada vez más jóvenes puedan capacitarse y contribuir al desarrollo de nuestra sociedad”, expresó Cristhian.
Además, resaltó la importancia de la lectura, la escritura y la música en su vida, elementos que lo mantienen enfocado en sus metas y le permiten proyectarse como un profesional que contribuirá al progreso de Buenaventura. “Invito a cada joven bonaverense o de otras zonas del país a no limitarse. Tenemos una mentalidad tan grande que podemos convertir en realidad nuestros proyectos”, añadió.
El secretario de las TIC del Valle, Gabriel Enrique Ferrer, también destacó el compromiso de Cristhian y mencionó que, al conocer sus dificultades para acceder al punto de información del DigiCampus, la Gobernación le entregó un computador, reafirmando el apoyo institucional para garantizar su éxito académico.
Cristhian, con una sonrisa de gratitud, expresó: “Estoy extremadamente agradecido con el programa DigiCampus porque es una oportunidad para muchos jóvenes de crecer profesionalmente y como personas”.
Su historia simboliza la esperanza y el impacto positivo de iniciativas que promueven la educación en regiones vulnerables.