Hablar de Cali es hablar de mi segundo hogar, tengo mucho que agradecerle y por ende mucho que retribuirle, por eso quiero que pongamos los ojos en la Sucursal del Cielo, una ciudad con una historia de lecciones de vida a todo nivel, desde la calidad de profesionales, artistas, médicos, empresas exitosas y tantas personas que destacan por sus habilidades, hasta los narcos, pero poco se puede decir de la calidad de políticos que ha dado esta bella tierra, la indiferencia, la discriminación, la Ineficiencia, que desde mi perspectiva es lo más costoso.
Pues una persona que ingresa en la vida Política, debe estar programada desde lo más profundo de su SER, en ser un SERVIDOR es decir un FACILITADOR de la dinámica social, no convertirse en un obstáculo al sano desarrollo de la sociedad, debe ser eficaz en su gestión, es decir optimizar los recursos haciendo lo mejor que pueda con el recurso que se cuenta.
El alcalde de Cali como alcalde parece que es muy buen médico, pero lo que me molesta tanto del alcalde Ospina, es que esta es su segunda oportunidad de gobernar, de forma diferente, apuntada a mejorar no a destruir, uno podría creer que al hacerse el juramento Hipocrático, esto podría ser un factor de humanización y de generación de consciencia y coherencia en lo que representa el ser humano que somos todas las personas, independientemente de la medida obsoleta y separatista de la estratificación social, etiquetando a humanos como 1,2,3,4,5 o 6, poniendo cargas desmedidas como las Megaobras, que solo son generadores de más desequilibrio social, deuda, desconfianza, estrés, por ende una salud mental precaria y castración de la posibilidad de generar en las personas las oportunidades de encontrar su elemento (Don), volviendo al emprendedor que es el origen de todo gran empresario, el “malo” del cuento, sabiendo que es ese mismo empresario el que lo arriesga todo, para seguir su sueño de una vida mejor y ver crecer su empresa de la mano de las familias que en su camino lo apoyan, hay que ponerse en los zapatos del empresario para atreverse a dar un juicio de valor.
Escuchar es la primera parte de lo que debe hacer alguien que tiene intenciones de hacer bien el trabajo para el cual fue «contratado», en este caso por las personas del Pueblo, incluidas quienes no le dieron el SÍ, del Voto de confianza, pues así mismo, tenemos “en teoría”, la posibilidad de despedir a quien no desempeña de forma eficiente la labor para la cual fue contratado; con el señor alcalde se trató y hasta ahora no se ha podido, es decir que la mayoría, que es el jefe, el Pueblo no tiene las garantías Eficientes y Pertinentes, para salvaguardar el bienestar general de su empresa conjunta en este caso llamada “CALI”.
Aquí no se trata de ser de un lado o del otro, aquí se trata de ser realistas, analizar los resultados de la gestión y tener sentido común (menos común de lo que se cree), estamos amedrentados, llenos de temor a dar la opinión, pitar o tener un vehículo de determinado color y estilo, donde la SALUD MENTAL de la ciudadanía ya golpeada por una pandemia y un paro que ha dejado muchas secuelas a la ciudadanía y aval a los delincuentes, quienes parecen sentirse con “derecho” a destruir y sembrar terror en el ambiente; el sistema nervioso está en alerta máxima todo el tiempo, con la cartera bajo el brazo, la plata escondida en los zapatos, el bolso bajo el asiento o en la bodega, el celular escondido como si hubiera que tener un permiso especial para sacarlo, por temor a un robo, el estar pendiente de los retrovisores y tener siempre dinero sencillo por el “peaje” que hay que pagar en cada parada que un carro haga en la calle, sea semáforo, andén o bahía y si no tiene lleve de la mala vibra del otro y esto ¿a son de qué?.
Es tiempo de gestionar lo que queda de gobierno desde el perdón de una gestión que ha generado más violencia social, es pertinente implementar una política pública humana, PRO SALUD MENTAL SOCIAL, abierta al diálogo de todas las personas, donde el factor HUMANO sea lo que importe, porque es lo que nos une.
Ojalá sea el alcalde Ospina una persona con la sabiduría y humildad de proponer un cambio para todas las personas, señor alcalde usted ya sabe que no hacer, intente algo novedoso, abra un nuevo camino, desde lo humano y no desde el desequilibrio, comprenda que en la diferencia está el complemento, sea un testimonio que si se quiere se pueden hacer las cosas COMO DEBE SER.
Pero hay que tener disposición de cambio, aunque sea incómodo, dejando el ego a un lado y aceptando que el camino se va haciendo al andar, pero hay que dar un primer paso. Si se quiere se puede, evolucione con amor la sanación de una ciudad que lo pide a gritos y una sociedad que busca con esperanza una inspiración de aprender de las lecciones vividas, Sane Cali, doctor, estamos en sus manos .