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MISION IMPOSIBLE
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Difícil saber si la decisión de convertirse él y por ende nuestro país en el líder de la campaña para destituir a Nicolás Maduro, fue del presidente Iván Duque o de sus asesores. Lo cierto es que las consecuencias de ello no son predecibles.
De tiempo atrás las relaciones con nuestros vecinos venezolanos han sido tortuosas. Discusiones por límites de áreas limítrofes, connivencia y apoyo a delincuentes y subversivos, enfrentamientos verbales a granel, ejercicios militares amenazantes en la frontera, entre otras.
Cuando se tomó la bandera de representar a las naciones que tienen como objetivo derrocar al dictador, fueron muchos los que se sumaron al movimiento, apoyando a Juan Guaidó, encabezados por Estados Unidos y con voces de respaldo hasta de la Unión Europea.
Con el paso de los días, ha habido deserciones en esas filas. Comenzando por Donald Trump que llegó a amenazar con intervenir militarmente al país vecino y ahora ha destituido a su asesor John Bolton, criticando de exagerada su postura ante Maduro. Por ahí mismo varios estados latinoamericanos han optado por mirar hacia otro lado y en las reuniones de ONU, OEA y similares, es evidente el temor de asumir una postura radical contra el mandatario venezolano.
Lo complicado de este panorama radica en que de todos los que aparecieron en la lista inicial de la campaña, el que mas tiene que perder es Colombia. Empezando por la condición geográfica en la que ninguno de ellos tiene no sólo una frontera tan extensa con Venezuela, sino de tan fácil acceso, pues basta cruzar un puente para ir de una nación a otra, sin contar con las múltiples opciones de trochas para cruces ilegales.
De todos son conocidas las respuestas de personajes como Maduro, cuando ven que se pone en peligro su continuidad en el poder. Apareció primero un bloqueo comercial que destruyó una fuente importante de ingresos para ambos. Luego el nefasto cruce migratorio de miles y ahora millones de venezolanos, que huyendo de las condiciones inhumanas de vida que soportaban, buscaron alivio en nuestro país, sin habernos preparado adecuadamente para semejante reto.
De pronto y muy rápidamente debimos solucionar a muchísimas personas, problemas de salud, alimentación, empleo, educación, frentes en los cuales ya tenemos recursos deficitarios para nuestros connacionales. Maduro, como retaliación, liberó delincuentes de sus cárceles y los envió para que incrementaran, como en efecto ha ocurrido, nuestros índices de delincuencia e inseguridad.
Para completar el cuadro, los países vecinos como Ecuador, Perú, Chile y Brasil han tomado, ellos sí, una serie de medidas para controlar esa avalancha migratoria, produciendo como consecuencia un represamiento en la frontera sur nuestra y obligando en muchas ocasiones al regreso de los migrantes, que terminan por quedarse en Colombia. Para finales de este año serán más de dos millones.
Y mientras tanto el objetivo inicial de acabar la dictadura castrochavista, no se ha cumplido y está muy lejos de cumplirse, mientras continúe el respaldo militar conseguido a base de corrupción y prebendas a todos los niveles. Las resoluciones de los estamentos que agrupan a los países democráticos del mundo anunciando medidas represivas o aislacionistas, no le preocupan, no le afectan y algunas de ellas o no son aplicables o no son aconsejables como la intervención armada.
Hemos quedado con muy poca compañía, manejando un incendio que muchos ayudaron a encender. Hasta el impredecible Trump, ahora hafocalizado sus esfuerzos en el proceso reeleccionista y para ello requiere cumplir una de sus promesas, cual es la de disminuir al máximo la participación de Estados Unidos en problemas de otros países, para destinar más recursos a su propio país, eje de la bandera nacionalista de su campaña.
Conclusión: estamos en una misión imposible, que conocemos cómo y cuándo empezó, pero no sabemos cómo ni cuándo terminará, empeñadosen resolver los problemas de Venezuela, como si no tuviésemos suficiente con los nuestros. A QUIÉN SE LE OCURRIÓ ?
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