Por: Daniel Delgado
Es muy lamentable que justo en el momento en que muchos científicos están alertando que si seguimos con el ritmo de “evolución” que llevamos vamos camino a la sexta extinción masiva, tal y como ocurrió hace millones de años; ya hay especies vivas que han adelantado su desaparición de la faz de la tierra, no de manera voluntaria, más bien forzosa y en la mayoría de los casos debido a la conducta de los seres humanos.
Según un estudio realizado por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés), basado en las emisiones de carbono actuales, la próxima gran extinción podría producirse dentro de 80 años, por lo que se situaría alrededor del año 2100.
El último informe de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) recoge que desde 1.970 la biodiversidad del planeta ha registrado una disminución del 69% de poblaciones de aves, mamíferos, peces, reptiles y anfibios. Deja claro que es cambio climático la causa directa de esta desaparición, al que se le suma los cambios en el uso de la tierra y el mar; la explotación directa de organismos; la contaminación y las especies exóticas invasoras. Robert Watson, presidente de IPBES, afirma que “la salud de los ecosistemas de los que dependemos nosotros y todas las demás especies se está deteriorando más rápidamente que nunca. Y es que el planeta está sufriendo la mayor pérdida de vidas desde la época de los dinosaurios”.
El Informe de Evaluación Global sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos de IPBES apunta que más de un millón de especies animales y plantas están en peligro de extinción. En la actualidad, la “Lista Roja de Especies Amenazadas” de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, indicador crítico de la salud de la biodiversidad mundial que se compone de la evaluación de numerosos grupos de especies incluidos mamíferos, anfibios, aves, corales formadores de arrecifes y coníferas; recoge que por lo menos 42.100 especies de más de 150 mil están amenazadas de extinción. De esta cifra, el 41% son anfibios, el 34% coníferas, el 36% de los corales formadores de arrecifes, el 27% mamíferos, 21% reptiles y el 13% aves. Del total de las especies evaluadas e incorporadas a esta lista, 87.083 pertenecen al reino animal. Y para ser más exactos, en la actualidad cerca de 6 mil animales están en peligro de extinción.
En este contexto, la última Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (COP15) aprobó la creación de un marco mundial de la diversidad ecológica que consta de cuatro objetivos: detener la extinción de las especies inducida por los seres humanos; la diversidad biológica se utiliza y gestiona de manera sostenible y las contribuciones de la naturaleza a las personas, tales como las funciones y los servicios de los ecosistemas se valoran, se mantienen y se mejoran; todo beneficio de la utilización de los recursos genéticos e información de secuencias digitales sobre los recursos genéticos se comparte en forma justa y equitativa; y los medios de implementación adecuados para aplicar plenamente el Marco son accesibles de manera equitativa a todas las Partes.
Primates nada más en museos
Irónicamente hoy día los ejemplares más amenazados provienen de la categoría primates, es decir, especies que son muy semejantes a los humanos, como los gorilas o chimpancé.
Una exhaustiva investigación llevada a cabo por la IUCN junto a la organización Global WildLife Conservation puso de relieve que se había producido un «catastrófico descenso» del 77% de la población de gorila de Grauer -la subespecie más grande de todos los gorilas- en tan solo una generación, es decir, desde 1990. El estudio apuntaba claramente a la caza ilegal como la causa principal de semejante caída en la población. Al día de hoy tan solo existen en libertad 1.063 gorilas de montaña, mientras que en 2016 sobrevivían poco más de 3.800 ejemplares.
Un reporte de National Geographic revela que a pesar de su abundancia y su amplio rango geográfico, los gorilas occidentales están en peligro crítico de extinción por una reducción de la población de más del 80% en tres generaciones. “Todo como consecuencia de la caza ilegal, las enfermedades y la pérdida de hábitat. Se prevé que la reducción en la población de gorilas occidentales supere el 80% en tres generaciones hasta 2071 por, además, aumentará la escala de conversión de hábitat a la agricultura industrial y los efectos del cambio climático”, se lee en el reportaje.
Igualmente se refiere a la paulatina desaparición del chimpancé y el mono tití, debido a los altos niveles de caza furtiva, las enfermedades infecciosas, el rápido crecimiento de las poblaciones humanas en el África subsahariana, la llegada de la agricultura industrial, que se basa en la tala de bosques lo que ocasiona la pérdida de sus hábitats naturales, acabando al mismo tiempo con sus fuentes de alimentos.
En la misma categoría también están los lémures, ya que en la actualidad hay más de 80 subespecies en peligro crítico o en peligro de extinción, y más de 30 en una situación vulnerable. El más amenazado: el lémur dorado o el de cola anillada. La principal causa de su extinción: la pérdida de hábitat como consecuencia de la agricultura de tala y la quema de bambú, que supone una importante fuente de alimento para estas especies. La caza también es otro de los motivos de la disminución de estos animales.
Los más emblemáticos
Oso Polar: Nos hemos cansado de ver la escena que muestra a un oso polar encaramado en un pequeño trozo de hielo en medio del mar, sabiendo que sería lógico pensar que sería cuestión de tiempo que sucumba en el agua inexorablemente. Esta es la mejor descripción que nos lleva a concluir que si los polos se están derritiendo producto del cambio climático, entonces el hábitat del oso polar está desapareciendo con él incluido. Sabían ustedes que su población se estima entre 22.000 y 31.000 ejemplares en todo el mundo.
Los tigres, esos imponentes gatos gigantes que deambulan por las selvas, también están en peligro de extinción, considerando la disminución de su población a lo largo de un período de 30 años en al menos nueve de los 13 países que tenían subpoblaciones de tigres existentes. La caza furtiva para la comercialización de su piel, por el simple hecho de ser “exótica”, es una de las razones más destacadas. También está el afán de domesticarlos bien sea en zoológicos, circos o casas particulares.
Rinoceronte Blanco: El 2018 fue un año bien sombrío para la biodiversidad cuando se conoció la muerte de Sudán, el último rinoceronte blanco macho del norte de Africa. Actualmente sólo quedan dos hembras de esta subespecie (Ceratotherium simum cottoni), que es una de las dos subespecies de rinoceronte blanco existentes. Se conoce que su desaparición se basó en la caza furtiva de los años 70 y 80, estimulada por la demanda de cuerno de rinoceronte para la medicina tradicional china y para las empuñaduras de daga en el Yemen. Así fue aniquilada la población de rinocerontes blancos del norte en Uganda, República Centroafricana, Sudán y Chad.
Ballena azul: En 1946 se creó la Comisión Ballenera Internacional con la intención de crear reglas claras para la caza comercial de ballenas, imponiendo incluso vedas, considerando que al ritmo que ya se hacía el mundo iba derechito a la extinción de estos cetáceos. Al parecer en los más de 75 años de funcionamiento los esfuerzos ya que una de las especies más importantes se encuentra en peligro crítico de extinción. La Ballena Azul ha registrado una reducción en los últimos años del 8% , pasando del 89% al 97%. En cuanto a los patrones migratorios de las ballenas, algunas especies pueden residir todo el año en hábitats de alta productividad, mientras que otras emprenden largas migraciones desde aguas tropicales a áreas de alimentación en latitudes altas.
El Cóndor: De este lado del planeta podríamos hablar de muchas otras especies, pero vamos a concentrarnos esas aves que han inspirado tantos libros, películas y canciones. El cóndor está en peligro de extinción; es decir, es una especie poco común y la tendencia de su población es decreciente. El ser humano es una de sus mayores amenazas. Mongabay afirma en uno de sus artículos que en el Perú hay al menos 300 cóndores andinos y están distribuidos en por lo menos 14 regiones, según los resultados del primer censo de la especie en la historia del Perú.
Ejemplo de recuperación
NatGeo España elaboró un excelente reportaje de la recuperación de una especia emblemática en la Península Ibérica como es lince ibérico (Lynx pardinus) del cual hace 20 años tan solo sobrevivían 94 en todo el territorio.
Para el año pasado se habían contabilizado más de 1.600 adultos o subadultos (entre uno y dos años) y 563 cachorros. Se trataba de 300 individuos más que el año anterior (2021). Según el reporte, la WWF sitúa a la población del felino a medio camino de que pueda ser catalogada como totalmente viable y fuera de peligro. “Queda trecho por recorrer, pero los resultados invitan al optimismo”, dijeron los voceros de la organización animalista.