Por: Eduardo Caicedo S.
Muchos recordaremos, las largas filas de peatones en los paraderos de buses de transporte público, en sitios como el CAM, las calles 5ª, 13, 15, y en todas las avenidas que cruzan
nuestra bella ciudad.
A partir de la llegada del nuevo sistema de transporte público MIO, esto se dio en menor escala, por el reducido espacio en el interior de las estaciones, sin embargo, muchos hacen buen uso de la zona de abordaje de los autobuses, aunque a veces ganando pisotones y empujones, por un importante número de pasajeros, que desconocen el “Manual de Carreño”, donde sus páginas inducen a grandes y chicos, a respetar filas, ceder el paso al adulto mayor, así mismo ceder las sillas a las damas, ancianos, enfermos, mujeres embarazadas o con niños de brazos, y todo aquel que por su estado físico le sea difícil viajar de pie.
La columna de hoy, más que una remembranza del alto nivel de compromiso cívico por parte de los Caleños, invita a todos a interactuar con educación, cordura y tolerancia, valores reflejados en todos los estratos sociales por muchos años, pero desgraciadamente nuestra amada Cali entro en una perdida y adormecimiento de estos valores, tan necesarios
hoy, como siempre.
La llegada de miles de inmigrantes nacionales y extranjeros, por causa de las diferentes crisis sociales que agobian a Colombia y el mundo, fue el medio perfecto de incubación de lo que podemos llamar una pérdida de valores cívicos y morales, el respeto por el otro, por la autoridad y del “mío propio”, ya que cuando ejercemos un desconocimiento de las normas más simples de convivencia ciudadana, nos hacemos daño a nosotros mismos.
El problema empiezan desde los propios hogares, cuando no acatamos las reglas de
convivencia familiar, será el mismo modelo del actuar en las calles, frente a otros ciudadanos, frente al espacio público que es de todos, las contravenciones más simples, como arrojar basuras en las calles, aceras, parques, red de alcantarillado, es la total desconexión frente a la Cali que queremos, una ciudad limpia, amigable con el medio
ambiente, y los recursos naturales, y es el primer paso en “caída libre”, para el debacle
ecológico y social.
Lo más aberrante que se vive en la Cali de hoy, es el irrespeto por parte de los usuarios de BICICLETAS, MOTOS Y DEMAS VEHICULOS PARTICULARES Y PUBLICOS, en las vías de la ciudad, cualquier conductor se cree merecedor del espacio público y privado para el parqueó de su vehículo, desconociendo espacios exclusivos para el peatón, como son los andenes, rampas para minusválidos y los mismos “pompeyanos” como son conocidos estos cruces en las interconexiones viales, donde el peatón lleva la vía, LA VIDA MISMA,
pasos peatonales violados por la gran mayoría de conductores, muchas veces si tener en cuenta o conocer las consecuencias de no respetarlos.
Hoy desde “EL BALCON” halamos las orejas a las autoridades civiles, de policía, y sobre todo de TRANSITO, estos últimos responsables de las vías y de la VIDA de cada unos de los usuarios de estas, podemos catalogar de desadaptados motrices, a los ciclistas que creen que por que no los impulsa un motor, las reglas de tránsito no son para ellos, violando permanentemente los semáforos en rojo, andenes y zonas peatonales exclusivas, poniendo en riesgo vidas, en un total desconocimiento de las normas de ordenamiento vial, conductores de bicicletas y motocicletas, que evitando trancones conducen haciendo “piruetas” sobre los andenes, poniendo en peligro de atropellamiento a los desprotegidos
peatones.
Señor secretario de movilidad de Santiago de Cali, señor WILLIAM VALLEJO, lo invitamos desde este BALCON, a que HAGA SU TRABAJO, deje su cómodo despacho y salga y camine en la vía pública, salga y conozca el CAOS que existe en las calles de la Ciudad, una verdadera selva de concreto, donde DEPREDADORES movilizados, hacen de las suyas con el ciudadano de a “Pie”