La vida hace mucho más que adaptarse a la tierra. Transforma la tierra para sus propios fines.
James Lovelock.
En el uso del lenguaje común, los bosques son espacios naturales para la salud, la recreación y el turismo de experiencia, entre otros aspectos que los ciudadanos expresamos cotidianamente. Quizá, esta mirada es propia tanto de legos, como de expertos sobre el medio ambiente, razón por la cual entendemos la naturaleza como un taller de recursos naturales y no como un espacio de servicios ecosistémicos, que coexisten aun si nosotros no estamos ahí.
La pedagogía sobre los bosques es una tarea que de manera equivocada, se ha dejado en manos de particulares o en el marco del Estado; cuidar un bosque, es en primera instancia, una tarea ardua que no pertenece al interés solamente de expertos, por el contrario, de esta visión desarrollista, se debe hacer tránsito hacia una visión de responsabilidad ecológica, que se constituya en prioridad a través de comunidades locales en toda América latina. En segunda instancia, el Estado debe ser quien controle la protección sobre los bosques, porque es allí donde lo inhóspito, oscuro e inmenso, exhorta su inmensa riqueza; de tal forma que el presupuesto público, debe profundizar sobre las condiciones de vida de las especies y adicionalmente sobre las iniciativas locales que permiten que los bosques guarden su increíble misterio.
Foto: Dario Jimenez, bosque secundario Colombia.
Los servicios ecosistémicos son aportes del ecosistema a la sociedad, por ejemplo, una planta en un bosque no es solo un alimento para diversas especies, -incluida la humana- ellas aportan oxígeno, agua, sombra, etcétera, que por su potencial natural, la mayoría de las veces se desprecian por su “nulo aporte” a la subsistencia como alimento o planta de uso botánico.
No todas las plantas del bosque son alimentos y cuando lo son, algunas especiales establecen mutualismos con otros servicios ecosistémicos en los bosques, en tanto, la polinización, específicamente de las abejas, establece intercambios mutualistas que son cruciales para la existencia humana y sólo las conocemos por los elementos que se extraen de su trabajo: miel, polen, jalea real. Por ello, el ejercicio sobre los bosques debe ser una actividad de especie, en la cual todos estamos involucrados en lo más cotidiano y debe aplicarse como reza la vieja sentencia del derecho: ignorantia legis non excusat, le ignorancia de la ley no es excusa, igual se aplica.
El día 21 de marzo, se celebra el día mundial de los bosques, un día, para realizar una pedagogía en diferentes ámbitos sociales; por ello, tal responsabilidad humana, no termina con respetar los bosques, hay que privilegiar su existencia. Esto se logra definitivamente practicando un amor eficaz, es decir, un respeto mutuo entre especiales, que no se convierta en una consigna de expertos o de organismo internacionales a través del Estado, sino una tarea disciplinada y comprometida para la vida humana particularmente.
Existen múltiples iniciativas que nos permiten conocer acciones pertinentes para prevenir la deforestación de los bosques, Earth Orserving Sistem, -EOS- a través de la big data, permiten reconocer acciones contra la deforestación en los bosques y se convierte en una herramienta pedagógicas para trabajar sobre labores concretas e intencionadas magníficamente. Cabe resaltar que para algunos este programa es una visión hegemónica de la tierra y el medio ambiente, para mí, si me lo permiten, son datos que se pueden practicar debidamente, al servicio de aquel amor eficaz sobre los bosques.
Veamos algunas acciones del trabajo de EOS.
Prácticas de gestión forestal sostenible. Se trata de mantener el equilibrio entre la satisfacción de nuestras necesidades de madera y productos de papel y la preservación del ciclo natural de pérdida y regeneración de los bosques.
Prácticas de conservación basadas en el lugar. Incluyen la gestión colaborativa de la tierra y el ecosistema para mejorar la forma en que interactuamos y utilizamos los bosques del mundo.
Cadenas de productos básicos sin deforestación. Marcas y minoristas mundiales tienen que esforzarse por eliminar por completo la deforestación de sus cadenas de fabricación y suministro para apoyar una producción sostenible.
Los parámetros que se deben aplicar a los bosques eficazmente y también sobre las prácticas preventivas a nivel ecológico, permiten entender que la producción de oxígeno es una potente tarea local. Así campesinos, comunidades organizadas y grupos de interés, hoy, ejecutan acciones preventivas a favor de la preservación de estos relictos naturales, al establecer en cada territorio, códigos ecológicos, como una forma de acceder, permanecer y reconocer su importancia.
Si quiere apoyar el trabajo de quijotes ecológicos en los bosques de Colombia, comuníquese con Ecolodge Suanuga y aporte al oxígeno como la regla de oro de nuestra realidad contemporánea.