Por: Miguel Ángel Arango
LOS PEORES DÍAS ESTÁN POR LLEGAR
Los dos primeros años del gobierno Gustavo Petro, dejan un balance catastrófico para el país pero lo preocupante que es que los dos finales prometen ser peores. Llega el jefe de estado a la mitad de su periodo con menos de treinta por ciento de aprobación y la desaprobación ya supera el sesenta y cinco por ciento.
En su discurso de instalación de la nueva y tercera legislatura del congreso de la república se observa que va a insistir con su discurso y estrategia de la paz para ocultar sus verdaderos propósitos como sacar por vía rápida las reformas que no ha podido sacar con apego a la constitución nacional.
Coincide este nuevo periodo casi que con el inicio de las campañas políticas para elegir nuevas cámaras legislativas y va a aparecer la tentación de la “mermelada” para apurar las reformas que no pudo hacer en el despegue de su gobierno y donde la única que tuvo respaldo fue la tributaria y que ahora preparan otra supuestamente para abolir sus inequidades.
El futuro del país y de nuestra sólida democracia está en manos de los congresistas. Muchos de ellos con cero en conducta y proclives al enriquecimiento ilícito. Nueve de ellos ya incursos en investigaciones por el sonado escándalo de la Unidad de Gestión de Riesgo. Aprobar leyes y actos legislativos vía fast track está en manos de los legisladores.
El episodio de la espuria compra de carrotanques no será ni el único ni el último en lo que queda de esta administración. La dinámica de la política y las coyunturas judiciales y económicas poco irán desvelando nuevos casos de corrupción.
Petro insistirá con su discurso de la paz mientras las acciones terroristas de bandas criminales, guerrilleros y narcotraficantes siguen cobrando vidas humanas en lugares apartados y destrozando la economía del agro la misma que en él supuestamente quiere fortalecer. La confrontación ideológica continuará polarizando al país.
La izquierda defendiendo al indefendible gobierno y el centro y la derecha intentando capitalizar el descontento nacional en procura de reconquistar la presidencia de la república.
Mientras tanto y en apariencia la oposición se fortalece pero fracasará en el evento en que le dejen el liderazgo de la misma al Centro Democrático, entiéndase uribismo puro.
EL JEFE
Al iniciar la parte final del gobierno de Gustavo Petro, el país y el gran aparato de la política nacional comienzan a identificar al senador de Cambio Radical, David Luna, como el gran jefe de la oposición en Colombia.
El congresista ha demostrado probidad en su ejercicio político y suele ser ponderado y audaz en sus intervenciones cuando se trata de defender la patria. En medio de la zambra que se esperaba en la instalación de la tercera legislatura reconoció la petición de perdón que hizo el jefe de estado frente al gran latrocinio de la Unidad de Gestión de Riesgos.
En momentos de crisis y en desarrollo de acaloradas discusiones frente a controversiales proyectos reformistas con atino y conocimiento Luna ha confrontado a los congresistas del Petrismo. No despierta los odios que suelen generar las señoras senadoras del uribismo.
Hoy David Luna pasó de plan B a plan A tanto de Cambio Radical como de otros partidos que aspiran a llegar con candidato único a la elección presidencial de mayo del 2026.