Si usted es agnóstico, ateo o tibio en la fe religiosa le recomiendo no leer en este artículo surgido desde una experiencia personal vivida recientemente, en la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, en el perímetro urbano del municipio de Candelaria, en el Valle del Cauca. Muy cerca de Cali.

Desde hace casi dos meses, tal como consta con citas médicas en la EPS de Comfenalco, venía con líos de movilidad en el brazo derecho, precisamente por una lesión indeterminada aún en el hombro. Para el 10 de agosto está previsto toma de imágenes /radiografías.

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Una de las causas podría ser reducción de actividad en el músculo trapecio y descolgamiento de la clavícula y esto causa de presión sobre par nervioso, de allí intensos dolores y especies de “corrientazos” a lo largo del brazo ante algún movimiento reflejo o por olvido y moverlo bruscamente. (Diagnóstico de un especialista).

Ingresé a la Iglesia con especiales motivos y con fe para rogar por ellos, incluyendo sanar del brazo, además de seguir la ceremonia del bautizo de un sobrino/primo, José Emiliano, llama él. Cuando me eché la bendición no caí en cuenta que había subido el brazo sin dolor. Antes era un desafío. Incluyendo los movimientos recomendados por el especialista que mencioné, consistente en subir y bajar los hombros al estilo “no me importa”.

Paso la Santa Misa, con las debidas bendiciones y oraciones, silencios y recogimientos profundos. Asistencia masiva, como es costumbre esta localidad donde la Misa ocupa lugar especial en la mayoría de hogares. Vino la ceremonia del bautizo, dos niños ingresaron a la grey del Señor. Todo muy ceñido a la tradición milenaria.

Al final, aprovechando la oportunidad de la solemnidad y semisoledad del templo emprendí un recorrido, con especial parada ante el santísimo altar y la Virgen de Las Mercedes, en sitio especial por aquello de protectora de conductores y viajeros. Todo bajo el estricto respeto y fe. También hubo fotos para el recuerdo, cita con la fe, la solemnidad y el arte religioso.

A la salida un día hermoso, lleno de sol y el calor propio de Candelaria en la mañana. A pocos metros encuentro con un amigo sin ver hace bastantes meses… Abrazo y le pasé el brazo derecho para el saludo y vino un tironazo, dolor intenso, pero no tan fuerte como el esperado… Nos despedimos de José, como llama el amigo.

Encuentro familiar en el Parque Simón Bolívar, charla con conocidos y consumo de cholados tradicionales, aquellos de hielo, anilina y “écheme 20 pesos de Lechera”…

Al final de la tarde, la sorpresa el brazo derecho ha adquirido casi toda su movilidad y con dolor mínimo, he podido pasar una noche sin despertar por el intenso dolor que genera moverme.

No sé qué pasó, pero le doy gracias a DIOS por todo… Hoy les escribo sin dolor…   @falavi2005