Las escenas que llegan desde Puerto Guzmán, Putumayo, donde enfrentamiento armado entre dos grupos armados deja por lo menos 20 muertos, son horrorosas y demuestran, una vez más, los alcances de la guerra del narcotráfico en nuestro país.

Al verlas, la exclamación y el ruego inmediato es: ¡DIOS mío, qué horror, ayúdanos!…

El choque se produjo el pasado fin de semana en zona rural, precisamente, en las veredas “Los pinos” y las “delicias”, donde, además de las víctimas fatales, numerosas familias han tenido que salir de sus casas para ponerse a salvo, pues estaban en medio del fuego.

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Se afirma que el enfrentamiento se produjo entre las bandas conocidas como “Carolina Ramírez” y “Comandos de fronteras”, que se pelean rutas del narcotráfico en las fronteras con el Ecuador, el Rio Putumayo y el Río Caquetá, precisamente las veredas escenario de la matanza quedan en las riberas del Caquetá.

En redes sociales hemos visto, con dolor y horror, el momento en que numerosos cuerpos son transportados en una volqueta, son arrojados al suelo al levantar el volcó y abrir la compuerta. Los cuerpos caen uno encima de otro ante la mirada atónita de algunas personas que observan desde lejos.

Lo que sucede en ese sitio es un momento que crispa el alma, que duele porque todos los muertos son colombianos que pensaron que vía la armada asociada al narcotráfico era su única opción. El destino llevó a partir de manera cruenta, la muerte les llegó en primavera.

Estoy seguro de que, la gran mayoría de quienes han visto esas imágenes, residentes en las ciudades, pensaban que esas imágenes ya eran historias correspondientes a aquellas épocas de la llamada “Violencia”, cuando sembraron odio entre liberales y conservadores. En esos tiempos los ríos y los pueblos se llenaban de muertos. En el caso del Valle basta con que lean “Cóndores no se entierran todos los días”, la cruenta radiografía del centro de este departamento.

Volviendo a Puerto Guzmán, los cuerpos tuvieron que ser rescatados o recogidos por campesinos, porque el CTI, ni la Policía, ni Medicina Legal se atreven a desplazarse hasta el sitio de los choques.

Los mismos campesinos temen que, ante los hechos presentados, los enfrentamientos continúen y por eso temen volver a quedar entre el fuego.

Sinceramente, las escenas y lo ocurrido, lleva a exclamar: ¡DIOS mío que horror, ayúdanos!  @falavi2005