POR: GILBERTO HERNAN ZAPATA B.                      Catedrático Universitario

En nuestro medio social existe la necesidad de constituir Escuelas de Formación Tantologica al interior de las Instituciones de Educación Superior, como quiera, que no existe una sólida cultura humana frente a la muerte humana, considerada un tema “tabú, desde el mismo núcleo familiar y de los mismos claustros universitarios.

Se busca a través del advenimiento de estas Escuelas, brindar una mejor calidad de vida a los enfermos terminales, previa preparación y asistencia psicológica, clínica, médica entre otras, en atención a su condición de moribundo, y que debe extenderse a sus familiares y seres queridos más próximos ante la pérdida de un ser querido.

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Para centrarnos específicamente en el tema objeto de estudio, es pertinente precisar donde se fundamenta Derecho a Morir Dignamente, debemos enfocar el tema desde la perspectiva Jurisprudencial y Doctrinal, esto es, desde la promulgación de la Sentencia C 239 de 1997, de las Sentencias T 970 de 2014, Sentencia T544 de 2017 y Sentencia 233 de 2021 de la H. Corte Constitucional y Resoluciones No 1216 de 2015, No 825 de 2018 y No 971 de 2021  del Ministerio de Salud y Protección Social,

De tal suerte, no existe en Colombia una Cultura Tanatología en el entorno social, medico, y mucho menos, al interior de las facultades de Derecho y de Salud, entre otras.

Que tan necesario es la creación de una Escuela Tantológica en una Institución  de Educación Superior en Colombia, que permita capacitar a docentes, dicentes, enfermos, personal de salud y comunidad en general en el proceso de la muerte humana y poder brindar así, una ayuda al enfermo terminal en su proceso final y a sus familiares, extendiéndose al mismo proceso del duelo.

Solemos preguntarnos, ¿En qué normatividad se fundamenta el reconocimiento del Derecho a Morir Dignamente en Colombia. ?, ¿Cuáles son las herramientas preliminares para empezar a generar una Cultura Tanatologíca en las universidades colombianas o ¿De qué manera la formación Tanatologíca, requiere la interdisciplinariedad y transdisciplinariedad para su desarrollo contemporáneo?

Se busca entonces, garantizar a los estudiantes universitarios a formarse en la Ciencia Tanatologíca, concebida como el arte del morir humano, a fin de brindar una mejor calidad de vida y calidad de muerte a los enfermos terminales, el reconocimiento de los derechos y deberes, que les asisten en sus condiciones específicas.

De manera específica por su parte, se pretende estudiar los antecedentes de Escuelas Tanatologícas de orden nacional e internacional, que aborden el reconocimiento del D.M.D. y los alcances del arte del morir humano, igualmente, sensibilizar a la comunidad en general, interesadas y comprometidas en la temática Tanatologíca, a fin de construir las primigenias herramientas frente una nueva cultura de la muerte humana.

El derecho a la vida en el ordenamiento jurídico colombiano, no solo se instituye como una garantía legal de todos los ciudadanos, sino que además se consolida como un principio valor por el cual todos los ciudadanos cobran relevancia como órgano legitimador del Estado, en el cual se aboga por el establecimiento de un marco jurídico que propende por la garantía integral de dicho derecho, frente a lo cual, a la ciencia médica, no solo le asiste el deber de mantener y preservar la salud, sino que además cuando no hay posibilidades de índole técnico y científico, que permitan la protección de esa vida en condiciones plenas, le asiste el deber de ayudar a morir dignamente a los pacientes cuando sus padecimientos no dejan lugar a tratamiento alguno.

Al señalar la Doctrina, la Jurisprudencia y la Ley las condiciones de gravedad e incurabilidad de la enfermedad como presupuestos para que un paciente pueda aspirar a la aplicación de la eutanasia, se protege la vida como un derecho y valor en sentido amplio, toda vez, que a través de este tipo de procedimientos se aboga, es por el mantenimiento de la dignidad humana, tanto del paciente como de su entorno personal, familiar y social,

Todo ser humano posee un valor en sí, por encima de sus valores de uso y de cambio y por consiguiente, no puede ser instrumentalizado. El respeto de la dignidad presupone también el respeto a las agresiones externas y a la violencia; pero exige además, el derecho a los medios para una vida digna, libre de la esclavitud frente a la asistencia del hambre y a la presencia de necesidades vitales no satisfechas, nos pregona el maestro Angelo Papacchini en su obra.

Seguiremos desde la academia, velando por el advenimiento de una nueva cultura frente a la muerte humana y de manera puntual, por el surgimiento de calificadas Escuelas de Formación Tanatologíca al interior de las universidades colombianas.