Se acaba la Copa América, la Eurocopa esta aportas de finalizar, y los Olímpicos de Río están cada vez más cerca; y en estos días tan llenos de deporte, tan llenos de fútbol es necesario hacer estudiar los cambios que ha tenido después de un año la Selección Futbolítica de Colombia. Cambio de dirección técnica, cambio de jugadores. Lo único que permanece es la máxima de Lucas Caballero, Klim: “aquí solo se habla de futbol y política, por fuerza tengo que referirme con frecuencia a estos dos temas que entre nosotros tienen en común que ambos se juegan con los pies”.
Empecemos pues con el lugar donde nuestro onceno disputará los partidos de esta nueva temporada. Abandonaremos el despoblado que teníamos por casa en el Putumayo, nuestra política es llevara nuestra selección a todos los rincones del territorio, de la misma manera que el Estado lo hace; por ende nos trasladamos a la Guajira, a calmar la sed y el hambre con goles, si es que no se lo roban los seleccionados, o se desvían como los recursos de algunas dependencias de la nación.
La Guajira y su calor, ideal para que nuestro once derrote a cualquier rival. ¡Qué tiemblen de miedo! Mientras el resto tiemblan de hambre.
La cancha se encuentra en las condiciones idóneas en comparación con la anterior. Antes había abundancia de césped, ahora es ausente –descuidos de la administración– y consecuencias de la minería. ¡Ni fútbol en paz se puede jugar ya! Los espectadores, es decir, nosotros sombrilla al hombro para que el sol no nos pegue tan fuerte. El bloqueador puede esperar porque se viene la Sele. Los narradores, de siempre, están presentes: Bonnet abandonó a su tocayo, el denominado “Cantante del Gol”, para ir a echarle un poco de su sal a las papas de Eduardo Luis López, si el domicilio les llega.
¡La sal está echada!… digo: ¡La suerte! Todo listo. Se vienen “los nuestros”. Repetimos casaca, no hay fondos para cambiar, patrocinadores ni aparecen. La paloma de la paz, se mantiene al lado del escudo de la Federación Futbolítica de Colombia, ahora teñida de rojo –dice la derecha–. Arbitro y asistentes en el potrero, digo: en la cancha; y Roy Barreras a la cabeza de la terna por su capacidad de elegir sabiamente la mejor manera de jugar, y cambiar de colores entre los partidos, y durante el partido. Alejandro Ordoñez, correrá la banda de occidente, puede tener su oportunidad para inhabilitar algún jugador, y pitarle su fuera de juego. ¡Los nuestros al campo!
Se entona el himno nacional, en grabadora AIWA de 200 de salida funcionando con pila, porque no hay energía. No, no es la crisis energética, tampoco nos tumbaron una torre, la concesión la tenía Electricaribe. Empiezan, pues, los narradores con la formación de “los nuestros”: En el arco: un habilidoso tapando las ollas podridas del caso Interbolsa; el maestro en la repartición de utilidades y en el incremento (del valor) de las acciones (ofensivas) de “los nuestros”, y disminuyendo cualquier clase de riesgo en el valor de la acción arco, Alessandro Corridori. Roba la titularidad a Gustavo Petro quien venía haciéndolo muy bien con su máquina tapa huecos. Se mantiene el mismo esquema defensivo con cuatro defensas con una dupla de centrales aguerridas a su ideología practicantes del #NoPasarán: Paloma Valencia como central por derecha –esperemos no haga un Oso–; y como central por izquierda Claudia López, quien no permitirá que le cambien o le den importancia a otra cosa que no sea el partido.
Por la banda izquierda contaremos con la presencia de Samuel Moreno. Sí le dieron permiso de salir, solamente, para hacer esta diligencia, y convertir la banda en una autopista como las que dejó su administración en la capital colombiana. La otra banda será ocupada por un defensor de oficio, arraigado a sus posiciones, y aunque empezó FIRME(S) por la izquierda, piensa hacer de la banda derecha un corredor por el que el balón ruede sin problemas; como los kilos de su primo, Pablo, y los litros de su abuelo, Roberto, el tan querido, ¿por todos? José Obdulio Gaviria.
La táctica se mantiene, dijimos, y el mediocampo defensivo es comandado por uno de los fichajes estrellas del 25 de Octubre, el hombre de las declaraciones sin pelos en la lengua y las medidas improvisadas: Maurice Armitage, quien aportará seguridad a las calles de mitad de cancha, y dará los pases que necesitamos para nuestro partido y goles soñados. ¡Aclamamos la seguridad que nos puede brindar! Sobre todo a la salida del potrero; guarden celulares y billeteras. Acompañando a Maurice, en el medio y como volante mixto, tan mixto como la variedad ministerios que puede asumir, y cantidad de elecciones a las puede aspirar: Rafael Pardo; quien también se encargará aconsejar a los jugadores después de choques y conflictos en el campo. ¡El jugador del posconflicto! Por último, para completar los tres del medio, Rodrigo Londoño, para los amigos y enemigos: ‘Timochenko’, quien aplicará sus años al servicio de la inteligencia de las Farc para surtir de balones el tridente ofensivo y convertir cada tiro en una bomba en los pies del contrincante. Justicia transicional para las faltas que pueda cometer, pidió Timochenko.
¡Qué tiemblen nuestros rivales!
Para finalizar con nuestro, espectacular, grandioso, majestuoso, ético, prolífico, y más que todo: perturbador y pastrano, “once ideal” traemos los tres delanteros, goleadores natos, marcando goles según lo vean conveniente para sus billeteras. Por izquierda, y repitiendo dentro de los once, el representante de toda una familia, que no pudo llegar porque el pavimento no estaba seco, nuestro goleador (del distrito): Guido Nule. Guido que además convertirá la banda izquierda en una verdadera autopista con su gran amigo y lateral izquierdo Samuel Moreno. ¡Para qué autopistas 4G!
Por derecha, el querido y amigable Peñalosa, prometiendo golazos iguales al hecho a los bogotanos el pasado 25 de Octubre. La victoria está casi asegurada. Y el centro delantero que no nos podía faltar, alguien que inició como mediocampista, pero destinado a la delantera como a la presidencia: Germán Vargas Lleras, otro que promete golazos corriendo a través de las 4G. ¡Cuatro goles prometió!
Los medios ovacionan y atacan a “los nuestros” porque hay jugadores en mejores condiciones que los elegidos por el director técnico. Todos, en el potrero, esperamos el equipo “visitante” que juega como en casa. Once nuestros en el campo. Como dijo Klim a jugar con los pies. Sale el contrincante.
Ahora sí… ¡asustémonos!