Iniciar la ruta para ser declaradas Patrimonio Cultural e Inmaterial y promover por primera vez su participación en el Festival ‘Petronio Álvarez’, fueron algunos de los temas abordados en la mesa técnica que realizó el Gobierno Departamental con cerca de 500 platoneras asociadas, en Buenaventura.
La reunión, en la que también se abordaron temas como patrimonio, tradición, fortalecimiento de la economía y de los saberes y restitución de derechos culturales, hace parte el proceso de acompañamiento que realiza la Gobernación del Valle para crear estrategias de recuperación de la memoria y los saberes de las platoneras, cuya tradición tiene más de cien años.
“Cerca de mil mujeres tienen este oficio de valor cultural. Para nosotros como Secretaría de Cultura es importantísimo acompañarlas y por supuesto, para nuestra Gobernadora, Dilian Francesca Toro, que tiene la sensibilidad por nuestro patrimonio, es de suma importancia. Ahora tenemos un reto nuevo de acompañar este proceso de platoneras desde el punto de vista de la caracterización con su fortalecimiento”, explicó la secretaria de Cultura del Valle, Consuelo Bravo.
Alice Esterilla Solís, representante legal de la Federación de Platoneras de Buenaventura, señaló que se busca con estas reuniones “dar inicio a la ruta para que las platoneras sean declaradas Patrimonio Cultural e Inmaterial. Estamos trazando una ruta con todos esos saberes, demostraciones culturales, turísticas, que ha permitido que las mujeres por más de 100 años hayan realizado su labor a lo largo y ancho de Buenaventura y visibilizar y resaltar a las platoneras en sus puestos de trabajo”, puntualizó.
En la reunión también se dio a conocer que las platoneras de Buenaventura están trabajando en conjunto con la Gobernación del Valle y la alcaldía de Buenaventura para participar por primera vez, en el festival ‘Petronio Álvarez’ y mostrar su oficio, tradición y cultura.
El Gobierno Departamental reafirma de este modo su compromiso con las platoneras cuya práctica constituye una tradición de hace más de 100 años, en la que en sus cabezas, aparte de llevar un platón con productos marinos, llevan sueños, familia, amor y patrimonio que no quieren dejar morir.