Cortesía: Agencia EFE
Lima, (EFE).- La tensión que se vive en carreteras, cerros, yacimientos de hidrocarburos o minas no está dinamitando Perú, pero sí está erosionando y crispando el ambiente en un país en el que los conflictos sociales, muy ligados la mayoría a la extracción de recursos, repiten un patrón similar.
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