Cortesía: Agencia EFE
Shevchenkove (Ucrania), 1 abr (EFE).- Los estallidos suenan cada vez más cerca, pero Mijaíl, de 80 años, ni se inmuta. «Esto no es nada». En Shevchenkove, un pequeño pueblo cercano a Mikolaiv recién recuperado a los rusos, solo quedan unos cuantos mayores, que siguen sufriendo constantes ataques con proyectiles en esta tierra contestada. El acceso a Shevchenkove, una localidad de casas modestas de una planta dispuestas a lo largo de unas cuantas calles en cuadrícula, está restringido y solo circulan vehículos militares, autobuses con las ventanas rotas y camiones por la carretera desde Mikolaiv, repleta de socavones causados por la artillería rusa. INFORME A CÁMARA DE MARÍA TRASPADERNE
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