Por: Gustavo Alvarez Gardeazábal
RUMBO AL AGUJERO NEGRO
Ante la magnitud y significación de episodios como el de Miguel Uribe Turbay, todos pretendemos volvernos detectives y con razón o con pasión, buscamos a quien convertir en responsable, cuando no en culpable.
Para no alimentar más el lenguaje agresivo que ha estado bañando el clima político, desde el presidente hacia abajo, pero si para entender por qué nos llevan , o nos dejamos llevar, hacia el agujero negro, es fundamental entrar en razón. Disparar otra vez contra un candidato presidencial en pleno 2025 dentro de un país donde ya vimos caer doblados por las balas a cinco de ellos, es repetir la historia amarrados a la silla de los brutos inútiles porque no hemos aprendido de ella.
Si nos preguntáramos a quien favorece o perjudica la tragedia, quizás no encontremos a los instigadores pero si asimilaremos a no dejarnos llevar por la verborragia criminal que heredamos de la revolución de los traquetos.
Si profundizamos hasta donde la doble competencia en que Uribe Turbay participaba, para ganarle primero a sus rivales en el uribismo y simultáneamente para arrebatarle espacio a la prolongación de un gobierno de izquierda, seguro que entenderemos quienes ganaban o perdían sacándolo del juego. Y si analizamos las posiciones compulsivas del gobernante, y su impulsadera permanente a la polarización entre colombianos y las sopesamos con las que se usan desde todos los flancos para responderle, comprenderemos más la estupidez en que por acción u omisión, estamos cayendo todos.
Alejarnos del agujero no es reforzar las medidas de seguridad de los candidatos. Lo que necesita Colombia es que unos y otros nos despojemos de la agresividad conque terminamos vistiendo nuestras diferencias.
Insisto de nuevo en que debe aparecer alguien que convoque las voluntades directrices de la patria .Alguien que nos convenza que si no respetamos los límites de las discrepancias , caeremos en el agujero negro.