Gardeazabal

Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL

Este domingo 29 cumple 80 años Hernán Peláez Restrepo. Los colombianos de tres generaciones que han tenido el inmenso placer de oírlo hablar de lo que más sabe, de fútbol, pero también de otros deportes y de lo que apenas acaba de saber con su insaciable capacidad de lectura, lo entronizaron hace rato como uno de los mitos vivientes de este país.

Para quienes hemos tenido el privilegio en la vida de trabajar hombro a hombro con él ( y yo lo hice por 10 años) y encontramos en su manera de ser, de opinar, de poner freno, de dejar desbocar, pero sobre todo de ser absolutamente solidario con quienes le hemos acompañado a caminar por esta ya larga existencia, nos sentimos inmensamente satisfechos de verlo llegar hecho, derecho y activo a esa edad donde tantos se retiran a rumiar sus recuerdos.

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Peláez ha dado cátedra de agradable periodismo, de respetuosa pero muy ágil crítica, y la sigue dando. Todavía sostiene todas las tardes dos horas de inverosímil diálogo con su partner de estos días, el lengüirebuscado de Martin De Francisco y pese a como ha cambiado la radio y a como pesan los años en la forma de pensar, sigue impertérrito enseñándole a quienes lo oyen que no se olviden nunca que existió una manera de hacer periodismo inimitable: el que hacía el doctor Peláez.

Quienes lo vimos jornaleando día a día pese a que estaba sometido por casi dos años al tortuoso viacrucis de la quimioterapia, y fue capaz de derrotar al bicho, sabemos que sus pilas se recargan con el micrófono, con la ilusión que no la abandona como herramienta de vida y, en especial, con la esperanza que se auto infunde para sobreponerse a cualquier maluquería de su cuerpo o de quienes le rodean cariñosamente y él quiere con tanta generosidad.

Este domingo entonces en millones de hogares colombianos a la hora del almuerzo se levantará una copa, o una oración como él quiere que sea, para honrarle en sus 80 años convencidos todos, eso sí, que doblegara con ímpetu al bicho que quiere reaparecer.