La Caída De Las Cárceles Sirias

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal

La caída el fin de semana del régimen de Al-Assad le está destapando al mundo una verdad que ni las más detectivescas organizaciones de derechos humanos se habían atrevido a denunciar, la de que las cárceles de la familia Assad albergaron durante más de 40 años templos de tortura y ratoneras de venganza.

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Los rebeldes sirios liderados por el grupo islamista HTS al capturar ciudad tras ciudad en el camino a Damasco, no solo obligaron a Bashar al-Assad a huir del país, sino que abrieron las puertas de las prisiones del régimen, en las que dicen haber desaparecido más de 100.000 personas durante casi 14 años de guerra civil y otro tanto desde cuando su padre se proclamó dictador hace casi medio siglo.

Muchos de los prisioneros se les ve salir frágiles y demacrados , recibidos por familiares que lloraban y no tenían idea de que seguían vivos. La prensa parisina, donde tanto alabaron al dictador sirio, cuenta que algunos de esos prisioneros luchaban por comprender que Assad se había ido.

The Guardian en Londres afirma que algunos estuvieron detenidos e incomunicados por tanto tiempo que ni siquiera habían oído lo que había sucedido al fundador de la crueldad, Hafez Al Assad, que murió en 2000.

Lo más terrible, empero, lo presentó la televisión italiana. Se ve salir a mujeres con sus niños pequeños detenidos en celdas mínimas, verdaderamente inhumanas.

La pregunta es por qué el mundo tan curioso de estos días solo vió a los sirios que huían de su guerra y se amontonaban en las fronteras de los países europeos intentando ser recibidos y nadie nos contó de las atrocidades del país desde donde huían.

La guerra permite todo, desde el silencio hasta el olvido. Curiosamente ningún periodista acucioso de París o Londres hurgó en los rostros de la tragedia que llegaron pidiendo asilo para ayudar a denunciar el atropello. Assad vivirá ahora en Moscú y ni la Corte Penal Internacional lo interrogará.