Gardeazabal

Por: GUSTAVO ALVAREZ GARDEAZABAL

Si alguna conclusión tiene hoy Colombia de las elecciones del 13 de marzo es que al registrador le quedó grande, muy grande, organizar el debate y hacerlo creíble.

Acumular errores en la manera que la Registraduría los fue cometiendo no es ni grato para el país ni garantía para la democracia que decimos defender. El ensayis de pipiripao que hizo al cambiar los antiguos jurados por novatos inexpertos, es igual de tontilongo que haberle hecho modificaciones torpes al formulario E 14.

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Las explicaciones desacertadísimas que dio para balbucear que el reconteo no es oficial pero que se podía ordenar otro, muestra que de abogacía sabía más Jovita Feijóo, la reina eterna de Cali. Pero en donde si ha generado no solo el rechazo unánime del país es en la manera tan fresca, cercana a la irresponsabilidad, conque ha admitido, digerido y, sobre todo pretendido hacernos tragar la diferencia de casi un millón de votos no contados. Por supuesto, para desempeñarse tan pero tan mal, el registrador ha contado con la mirada por lo menos cómplice del Consejo Nacional Electoral y la pasividad de los candidatos y los electores.

Pero como quienes salieron birlados en ese debate de mala condición fueron fundamentalmente los contratistas que reemplazaron a los partidos políticos, nadie se atreve a protestar porque el disfraz que tienen esas cooperativas de contratistas que hacen la política en Colombia y eligen alcaldes, gobernadores y congresistas y van, desgraciadamente a elegir presidente el 29 de mayo, no les da para librar batallas por la democracia sino por los presupuestos a repartir.

Alguien tiene que retomar la vocería de un pueblo amodorrado que se aguanta un Registrador que hace muy mal las cosas y se atreve a dizque organizar un debate presidencial en 70 días sin reconocer los errores y sin modificar los esquemas equivocados.

Alguna entidad de tantas que le sobran a la nómina estatal debe ponerle coto al peligro que significa tener una Registraduría al mando del caballero de marras.

Seguir tolerando un estado de cosas tan aberrantes es ir acumulando provocaciones para que cuando gane el que no quiera la otra mitad de colombianos, salgan los derrotados a la calle a revivirnos las guerras civiles que yo creía haber narrado para que no se repitieran más Cóndores.