Gardeazabal

Por: Gustavo Álvarez Gardeazabal

Quienes conocen el estado de cosas a que ha llegado Haití, claman desde hace días para que las tropas de la Onu, constituidas en ejércitos de paz lleguen a ese país a poner orden entre las bandas que lo controlan.

Nosotros, en Colombia ,tal cual se han ido acelerando las cosas y precipitando las actitudes gubernamentales, muy probablemente tendremos que pedir a gritos que vengan las tropas de la ONU a restablecer el orden en ciudades y regiones enteras dominadas por las bandas.

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Ante los ojos de todo el mundo. Con la complicidad del silencio de los medios manejados por los grandes capitalistas. Pero sobre todo, con el nuevo ordenamiento presidencial que ha dispuesto en menos de un año amarrarle las manos a soldados, policías y marinos mientras logran dizque armar unos ilusos conversatorios de paz con los actores del despiporre, Colombia ha quedado en mano de las bandas urbanas y rurales.

En Rioacha y en Buenaventura. En Medellin o en Cali. En Tuluá o en Barranquilla. En el Catatumbo o en el Cauca. En el Meta o en Urabá. Ellas son las que imponen el orden con sus armas, sus atropellos o sus extorsiones, sus fusilamientos de policías y soldados y sus asesinatos selectivos de civiles que no pagan las cuotas mensuales o no pactan con los jefes de las hordas.

Cada vez hay menos ciudades y regiones en donde la bandas no mandan. Ellas impusieron su terror con fusil en mano o por medio de los panfletos de internet.

Cada vez hay más sitios vedados del territorio para que entren los policías. Cada vez hay menos uniformados enfrentándose a las bandas porque la Casa de Nariño les tiene amarradas las manos a generales condecorados y a las tropas rasas.

Hay cada vez más panfletos asustadores redactados por el desespero para ver si a punta de terror internético forman una trinchera contra los bandidos. Es cada vez más parecido a Haití.Solo faltan los cascos azules de la ONU.