Gardeazabal

Por: Gustavo Alvarez Gardeazabal

Los bloqueos de calles y carreteras están de moda. Desde cuando las barricadas de la Primera Línea frenaron a medio país ,los colombianos parecieron despertar para entender que en su arsenal de protestas la más importante de todas las herramientas era el bloqueo.

Desde entonces cada que cualquier comunidad tiene un problema, se arma un bloqueo de la via y así se perjudique quien sea, el estorbo obliga al gobernante, municipal ,departamental o nacional a sentarse a conversar, a montar una comisión de diálogo y a que instituciones intermedias hagan de tripas corazón y presten servicios humanitarios para traspasar de un lado al otro de la barrera que origina el bloqueo.

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Por supuesto al uso del bloqueo no solo se ha llegado porque a los gobernantes se les olvidó una de las cualidades mínimas para ejercer autoridad, la de prevenir. Aquí el alcalde, el gobernador, los ministros y hasta el presidente dejan crecer el problema, más aún, dejan precipitar la crisis y cuando ya se paraliza la vida de una región, un departamento o un municipio, reaccionan. Por supuesto los grandes perjudicados con los bloqueos no son solo los hogares colombianos aledaños a la barricada.

Los más perjudicados son los trasportadores tanto de carga como de pasajeros. Confecar acaba de sacar un informe donde denuncian, sin que nadie se lleve a asombro, que en lo corrido del año van 503 bloqueos a carreteras de Colombia. Eso ha significado horas millonarias de pérdidas, avería de mercancías y un malestar general de los afectados, que poco a poco se puede rebosar.

Obviamente los bloqueadores están abusando de la herramienta pero para poder parar ese abuso hay que gobernar en todo el sentido de la palabra y en cualquier entidad geográfica.

De no, podemos ir anotando desde ya que nos acercamos al caos que coincidencialmente buscan tanto el gobernante como los que quieren tumbarlo. Pero como el asunto es que ya no hay autoridad,el caos puede acelerarse.