Gardeazabal

 

 

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Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL

La inesperada, atrevida y muy riesgosa visita del presidente Biden a Ucrania hace pensar muchas cosas. Tantas como el discurso de Putin ayer ante todos sus oligarcas y, para que lo oyeran, traducido simultáneamente a todo el mundo.

El atrevimiento de un Biden de 78 años arriesgándose a llegar a Kiev por tren, puede ser idéntico al atrevimiento de un Putin rozagante anunciando de nuevo el fantasma de la guerra nuclear al suspender la vigencia del tratado de proliferación de esas bombas.

Ambos estuvieron cargados de simbolismos punzantes. Biden posando ante las cámaras y las redes en las calles de una ciudad que ha sido bombardeada es tan diciente como la arremetida machista y homofóbica de Putin llamando a Occidente la tierra de los maricas.

Muy probablemente Biden ha jugado electoralmente para domeñar los republicanos. Putin, en cambio ha explotado el sentimiento ruso de una patria perseguida por la Otan para amansar a palomas y halcones.. Pero al Biden haber informado a Moscú de su visita cuando los bombardeos a distintas regiones de Ucrania y el ataque de misiles y drones pudiera alcanzar el tren en el cual se trasladaba desde Polonia, indica sensatez de ambos mandatarios, aunque a su vez permite medir la magnitud del riesgo corrido porque bien podrían los halcones de Moscú haber desoído el aviso y disparar si no contra la comitiva presidencial norteamericana, si haber precipitado la tercera guerra mundial, que tanto tememos.

Con ninguna de las dos actuaciones, más dramáticas que reales, pasó algo inmediatamente. Pero el gesto de la visita y el fantasma nuclear del discurso tiene hondas repercusiones en el manejo de la guerra.

Rusia ha quedado advertida que el apoyo norteamericano no es solo facilitándole las municiones y tanques que hacen falta al gobierno de Kiev.

Putin amenaza con sus bombas nucleares no solo a Occidente sino al mundo. Pero como ninguno de los dos habló de conversaciones de paz las palabras de la verdad de puño siguen vigentes: guerra avisada no mata soldado.