Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL
En un país en donde perdimos la fé en las instituciones queda muy difícil aspirar a que los máximos representantes de ellas puedan hablar duro, sentar cátedra y, en especial, exigir el cumplimiento del orden institucional que sostiene al estado.
Pero en una misma semana el Contralor General y la Corte Constitucional han emitido sendos y muy duros planteamientos que deberíamos tomar como excepcionales y no dejarlos perderse en una página intermedia de los cada vez menos voluminosas ediciones dominicales de los periódicos.
El Contralor Carlos Hernán Rodríguez se le midió al presidente Petro y a su terca ministra de Minas y les dijo, palabras, palabras menos desde la tribuna de Yamit en El Tiempo, que “No está de acuerdo con suspender la exploración de Petróleo por el bien de las finanzas públicas”.
Me dicen que en una carta dirigida al presidente unos días antes fue mucho más preciso y contundente pero lamentablemente la oficina de prensa que tiene para hacerle eco a palabras tan importantes anda más despistada qué obligada a impactar con la imagen del Contralor. Más aún parece ser que el cambio tímido de la semana pasada retrocediendo de la muralla anti extractivista que dio el presidente Petro se debió a ese documento de Rodríguez.
Por otro lado también habló duro, pero ahí si no tuvo eco porque el teflón todavía protege a los inútiles, la Corte Constitucional quien dictó varias órdenes para garantizar los derechos fundamentales en la Isla de Providencia y tratar así de que se corrijan los errores en que cayera el gobierno Duque y en especial su funcionaria Susana Correa, responsable de la reconstrucción de la isla después del huracán, La Corte dice que ese gobierno” incumplió los acuerdos sobre las características básicas que debían tener las nuevas viviendas, lo que llevó a que se entregarán casas incompletas e incapaces de proteger a sus habitantes”.
Ambos temas son entonces objeto de medidas correctivas inmediatas. El del petróleo y el gas para no hundirnos en la maraña ideológica que nos lleva a la quiebra y el de las casas de Providencia porque Petro está obligado a corregir el error de Duque. No es muy complicado. Es solo obedecer a quienes tienen claridad y poder en sus planteamientos.