Por: Gustavo Alvarez Gardeazabal

Sevilla fue por muchas décadas la pretendida capital cafetera de Colombia. Por su calles trascurrió la infancia de dos grandes amigos de mi ya lejano pasado, Héctor Abad Gómez y Lino Gil Jaramillo.

Por muchas razones que los sociólogos e historiadores deben explicar, Sevilla, fundada por don Heraclio Uribe Uribe, hermano del general, tuvo un temple liberal que le permitió no solo abrirle campo a los sindicatos comunistas de la década del 30 del siglo pasado sino también forjar un bastión del liberalismo tan fuerte que pudo soportar el atropello de los pájaros de El Cóndor.

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Quizás por ello ha sostenido desde sus comienzos un foco ecológico, el humedal Siracusa, en todo el corazón del poblado, que hoy enmarcan a la Diagonal 54 y las carreras 40 y 42. A su lado, con la sed de vivienda que deben saciar todos los municipios en crecimiento, dejaron construir sendas urbanizaciones, Provivienda y Siracusa, pero les exigieron canalización por alcantarillado de aguas lluvias y residuales y la escorrentía la desviaron para que no afectara el nacimiento del humedal.

Por estos dias, ese espíritu libérrimo está siendo atropellado. La Alcaldía de Sevilla por resolución 091 del 7 de marzo de este año dio Licencia de Urbanismo a la empresa Golden SAS para levantar la urbanización Villas del Japón.

Desde ese momento la vida del humedal peligra. Está solo pendiente de la autorización que la Corporación Ambiental CVC le ratifique a los señores de Golden y si la acepta, guillotinan a Sevilla porque toda la escurrentía de ese barrio caería directamente al nacimiento del manantial que nutre el humedal Siracusa.

El temor es muy grande porque la CVC goza de una mala fama desde cuando autorizó que se volvieran a quemar cañadulzales de los ingenios azucareros y pretendió darle permiso a las mineras para explotar en inmediaciones del páramo del Duende.