Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL
Desde hace dos o tres semanas, a través de las redes, nos vienen asustando, incitándonos a comprar mercado y agua embotellada, porque dizque el 14 de febrero habría un gran paro nacional contra Petro.
Ha sido tanta la insistencia, poniendo a uno y otro actor desconocido a repicar sobre el tema que el presidente Petro se dejó empanicar y ,de manera extraña para un primer mandatario y un manejador de masas, convocó a sus partidarios para que ese mismo día 14 salgan a la calle a respaldar sus reformas y sus controvertidas tesis de cambio de las estructuras de Colombia.
Independiente de cómo pueda juzgarse esa actitud pendenciera del presidente de la república, quien parece preferir el enfrentamiento callejero y no el diálogo de la razón con quienes se le oponen, todo indicaría que el tal paro no tiene patas y salvo que sea una serpiente venenosa, no dejará de ser una pifia.
La derecha que lo convoca no tiene ni los cuadros ni la disciplina de la izquierda tradicional, tropera de mil batallas en las calles.Un paro serio y contundente se organiza con esquemas de acción y reacción y con garantías o estorbos que lo precipiten.
Salvo que sea clandestino, debería conocerse quienes integran el Comité Organizador y si van a ser marchas de respaldo indicar cuándo y por dónde. Nada de eso se le ve a ese paro.
Solo blablablá en redes y de vez en cuando unos videos de viejitas simpáticas, pero muy pedorras, diciendo que adelantan la fecha dos días para no enfrentarse a Petro y volcanicamente el fugaz Polo Polo tratando de asumirlo y dizque demorándolo un día, para el 15.
Petro, a su vez, midiendo que ya no cala tanto, se fue a Cali a respaldar a los muchachos de la Primera Línea que hicieron el otro paro, buscando que lo apoyen con el cuento de que si no los pudo liberar de la justicia, no fue porque los abandonó .
En otras palabras, el paro del 14, o del 15, es un paro digital que logró asustar a Petro y su combo pero que salvo cosas que no conozco y que pueden haber programado, va a resultar siendo una pifia sin liderazgo.