Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL
Mahsa Amini,una joven kurda de 22 años fue detenida hace más de un mes por la Policía de la Moral iraní por no llevar bien puesto el velo sobre la cabeza. Fue trasladada a una comisaría y allí la apalearon tanto que finalmente murió.
Desde entonces todos los días, una rebelión sin nombre, que nunca antes se pensó que podía suceder, recorre las calles de las ciudades de Irán acaudillada por miles de mujeres que se quitan el velo en la calle, se cortan el cabello y, teniendo su cuerpo como escudo, han formado la gran batalla contra el régimen de los ayatollah, los clérigos irascibles, enemigos acérrimos de las mujeres y defensores de un gobierno atrabiliario más parecido al que podía tenerse en la edad media y no en pleno 2022.
Allá en ese país donde todas las mujeres están obligadas por los sacerdotes que controlan al estado a llevar su cabeza cubierta con el velo , están exigiendo libertad y esperando que las mujeres de todo el orbe las apoyen. Pero esas mujeres que en otras oportunidades han sido frenéticas para con sus gritos y acusaciones llevar a muchos hombres ante los jueces porque alguien les toco una nalga, apenas si llenan las redes con un poco de viejólicas que se hacen tomar un video o una foto cortándose un mechón de pelo.
Puede ser muy simbólico pero no sirve para evitar que ese régimen se perpetúe y que las caducas costumbres religiosas sigan imperando hasta el desprecio infinito contra la mujeres. Transcurridos más de 30 días, las mujeres iraníes sigue saliendo a la calle, botando a un lado los velos y esperando las arremetidas de la Policía de la Moral que las ha detenido por millares.
Pero aunque es un atropello miserable,aunque el mundo anda en una nota de defensa de lo femenino desde hace varias décadas, ningún gobierno se atreve a condenar rompiendo nexos diplomáticos con el gobernante de Teherán y mucho menos con su máximo líder espiritual. Es una revolución histórica y sólo debía causarnos admiración pero la hemos cubierto con otro velo, el de la ignominia, y con la cobardía de enfrentar a esos clérigos retardatarios,injustos,crueles y mandados a recoger.