Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL
Los historiadores romanos siempre hablaron de los Idus de Marzo como sinónimo de día aciago o fatídico. Como el 15 de marzo del año 44 antes de Cristo fue asesinado Julio César y como la tradición trajo en sus lomos la versión que un adivino ciego lo abordó por la calle con antelación y le dijo “ cuídate de los idus de marzo”, Shakespeare lo incluyó en el diálogo teatral de su obra “Julio Cesar” en 1599 y quedó para siempre.
Este año 2023 pareciera que se renueva esa posibilidad. La quiebra el pasado viernes del banco de Silicon Valley y el domingo la del pequeño, pero muy significativo Signature han prendido las alarmas y durante todo el día de ayer el pánico empezó a regarse. Algunos bancos provinciales hicieron agua amenazando hundirse y la bolsa sintió el sismo reaccionando negativamente temiendo acaso que pudiera repetirse la crisis del 2008 cuando el banco Lehmann Brothers quebró.
Y aunque el presidente Biden salió temprano ayer ante las cámaras antes de viajar a California para decir con su énfasis chuchumeco que el sistema bancario gringo es seguro y que los depósitos estarán ahí cuando los pequeños negocios a lo largo de todo el país los necesiten, en Wall Street o en la banca europea no parecieron creerle.
No importó que el curtido presidente dijera claramente que los bancos tendrán la capacidad de entregar el dinero a los cuentahabientes para pagar empleados y abonar facturas cubierto con el Fondo Federal de Depósitos de Seguros y así se evitaría la repetición de la crisis del 2008.
Sencillamente no le creyeron porque advirtió igualmente que los accionistas inversores de esos bancos no están protegidos. Que los inversionistas sabían que tomaban un riesgo y cuando no sale bien, se pierde el dinero, recalcando que así es como funciona el capitalismo. Viéndolo históricamente,el pánico y la incertidumbre llegan con los idus de marzo y con toda su fuerza de leyenda fatídica pueden mañana 15 de marzo voltear el escaparate mundial de las finanzas.