Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL
Este largo fin de semana estuvo a visitarme un curtido exministro de estado, no tan viejo como yo pero si de pronto más astuto que el novelista que barrunta estas opiniones diarias. El tema central de nuestras charlas fue la reinterpretación de la economía colombiana bajo la inexpugnable mirada de zarigüeya de Petro.
Ya habíamos desgranado la nefasta influencia del covid y del paro en los resultados posteriores de la economía cuando nos llegó el domingo esa estupenda entrevista que Yamid le hizo a Mauricio Cárdenas, en donde no se sabe si el periodista sabe más de economía que el 4 veces ministro o si resulta que Cárdenas es quien sabe más de fútbol que Yamit, horneado en el fogón de Peláez y en el del Santa Fé..
En esa cascada de simpatiquísima sabiduría, comparando al gobierno Petro con un partido de fútbol, el exministro patea de gol para decirnos en conclusión que el presidente no sabe actuar como director técnico, que tiene un equipo que le ha faltado disciplina, coordinación y consistencia, que maneja la pelota pero no sabe si lo que busca es hacer goles o dar bandazos.
Son muchas las comparaciones habilidosas sobre los ministros que viven en fuera de lugar o sobre los autogoles que se pueden estar metiendo porque no tienen en cuenta consecuencias negativas de algunas de sus propias actuaciones. Y aunque no se mete en honduras, las conclusiones obligan a pensar lo mismo que en su columna de El Espectador califica Marc Hofstetter como una tremenda incorrección de Petro cuando acusa a Estados Unidos de estar arruinando a todas las economías del mundo.
Que el problema no está en las barras que ven el partido sino en quienes lo juegan, pero que hay quienes quieren ver un juego con muchos goles y van a presionar al equipo de gobierno a que haga cosas que al final no son del todo buenas. Que lo importante es llevar el balón a una posición en la que se pueda generar una oportunidad de gol, es decir un resultado concreto.
Vaya o venga el partido, hay la sensación de que o Petro no sabe jugar al fútbol o los espectadores esperaban un partido muy distinto.