Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal

Aunque el leído doctor Caballero Argáez nos explicará en su columna de los sábados las razones para no mirar con buenos ojos la posible unión de Ecopetrol y PDVSA, la entidad estatal venezolana de petróleos, y muy seguramente más de un colombiano sapiente en estas lides deberá estar pensando lo contrario, creo que la idea de Petro de aprovechar la situación decrépita de la otrora poderosa empresa veneca es oportuna y puede resultar muy productiva para Colombia.

No se trata solamente de hacer negocios para comprarle a Venezuela el gas y la gasolina que ahora importamos ,lo que nos puede resultar más barato y rentable.

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La propuesta del negocio, que vienen cocinando desde antes de la posesión y de la que el canciller Leiva no ha estado lejano, se fundamenta más en aprovechar la situación de flexibilidad que el gobierno USA ha dado para poder negociar hasta abril del 2024 con una empresa que está en la Lista Clinton y que si bien no autoriza la licencia expresa a Ecopetrol, si puede hacerlo.

Y, más aún, si Maduro y sus generales permiten la candidatura de María Corina Machado en las elecciones del año entrante, pueden renovar y aumentar la flexibilidad y entonces el negocio podría buscar la licencia gringa porque conviene a todos, Colombia, Venezuela y Estados Unidos.

Consistiría en usar los conocimientos y experiencias de Ecopetrol, y la financiación que a través de ellos haría el gobierno de Washington, para recuperar los fierros viejos y la estructura desbaratada de PDVSA a cambio de una sociedad de negocios en donde la empresa petrolera colombiana estaría entrando a ser socia de un porcentaje de la reserva de petróleo más grande del mundo.

Por supuesto ese negocio tiene todavía mucho requeñeque para completar y aunque contará con la recia oposición de la derecha colombiana (que prefiere odiar que mirar ), como es un negocio entre leninistas sin partidos comunistas fuertes detrás, puede cuajar y hasta ser buen negocio futuro