Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL
La campaña presidencial tuvo por fin una chispa de ingeniosidad. El candidato Luis Pérez, en el debate organizado por el Externado, la sacó del estadio ante el aplauso del público estudiantil y el ceño fruncido de los emperifollados monocotiledóneos.
Vestido estrambóticamente como papagayo para dejar bien marcada su imagen, con traje gris azuloso y pañuelo rojo en el bolsillo, comprados en una tienda neoyorquina, camisa a cuadros rojos y blancos adquirida seguramente en las cacharrerías de la calle Junín, cinturón y zapatos Ferragamo y calcetines a rayas amarillo y verde, de los que usa Petro, dejó bien sentadas unas propuestas tan rotundas que pueden parecer estrafalarias, pero tan reales y prácticas que pueden dejar empequeñecidas las que proponía Rodolfo al comienzo de su campaña.
Luis Pérez, exgobernador de Antioquia y exalcalde de Medellín propone que erradiquemos las siembras de coca sembrando marihuana, porque ya está legalizada en muchos países del mundo y que puede significar nuestro mayor producto agrícola de exportación pues Colombia no produce buen vino pero si muy buena cannabis.
Pero también propone comprar un satélite para irradiar internet a todos los rincones de Colombia y acabar con el monopolio de los explotadores de siempre. Ese satélite, según él, cuesta 150 millones de dólares y es la mitad de lo que le dieron a Avianca para dizque salvarla.
Con solvencia Pérez propone, igual que hicieron los holandeses, que se baje el Iva del 19 al 6% y se decrete una reforma tributaria que elimine exenciones y beneficios y además, cambiar el servicio militar por trabajo social que lo hagan hasta las mujeres.
En otras palabras Luis Pérez volteó el escaparate sin tener que proponer emisión de billetes o expropiaciones de tierras y pensiones, como Petro, o bala ventiada a los guerrillos como propuso Fico.
Como tal entonces les revuelca las ganas a la juventud que no parece motivada para ir a las urnas y con un esquema práctico, muy de paisa aventado, tiende la ruana en el piso, destapa sus cartas del naipe y obliga a jugar a los demás sobre esas propuestas.
Quizás no tenga buena prensa (El Colombiano salió al día siguiente a burlarse de él) o no posea financiación para comprar los espacios en Youtube y se riegue como pólvora su esquema rotundo, pero como ya ha propuesto cambiar el escudo mentiroso de la bandera por una hoja de cannabis, se le pueden abrir las puertas no solo a una volquetada de votos, sino a otro panorama al debate electoral que amenazaba con volverse soso y acomodado.