Gardeazabal

Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL

Felipe Zuleta Lleras, nieto del expresidente Lleras Camargo ha publicado por estos días un texto autobiográfico, que más parece unas memorias mierdosas que un recuento disciplinado de dos familias que le dieron lustre a la patria.

Titulado MÁS ALLÁ DE LA FAMILIA PRESIDENCIAL, está escrito con la gracia de quien es capaz de reírse hasta de sí mismo pero que por más que cuente sus travesuras o sus secretos no logra escandalizar como lo intenta con visión decimonónica.

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Es un ,libro escrito a las carreras aunque con el dominio de la prosa que debe haber heredado de su abuelo, el periodista presidente Alberto Lleras Camargo.

A veces el lector siente que está frente a la catarsis de un optimista, pero de pronto se topa con que el narrador también es ingenuo de siete suelas y cree liberarse de su karma cuando narra que es enfermo mental y está hace años bajo tratamiento psiquiátrico, que odio a su madre hasta 3 meses antes de que ella muriera y que no quiere recordar a su padre suicida.

Por tratar de contar todo no mide que es injusto consigo mismo y muy injusto con César Castro, su marido durante más de 15 años. Y que de la misma manera minimiza a su otro abuelo Eduardo Zuleta Ángel, ministro 5 veces y no parece tener conmiseración con nadie.

Como tal entonces se hace respetar del lector, pero no consigue el aplauso de ninguno, ni siquiera el mío,que admito y comprendo este testimonio de vida como un aporte a la claridad de los verdaderos hilos con que nos conducen y orientan personajones como Zuleta en la vida colombiana.

Lo que pasa es que lo hace en tal tonito de desprecio que obliga a creer a quien quiera aplaudirlo que apenas se junten las manos para hacerlo puede caerles la mierda con que está atiborrado el relato.

Eso si, es de tal crudeza lo narrado y de tal impacto lo vivido por el nieto del expresidente que hasta el más cristiano de sus lectores queda convencido que Zuleta Lleras ha actuado así y escribe así y juzga su vida de esta manera porque ha pasado por tantas y tan malucas que tiene todo derecho a hacer lo que ha hecho para superar sus baches, hasta escribir este libro, que no resiste una confrontación en el sillón de Freud.