Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL
La moción de censura que va a discutirse en breve en contra del locuaz y poco iluminado Ministro de Defensa, Diego Molano, no podrá ser solucionada con el estilo que ha caracterizado al gobierno del señor Duque, haciéndolo renunciar antes de que se apruebe el sometimiento a esa figura crítica de la democracia colombiana.
Gloriosa o ingeniosamente, el Tribunal Contencioso de Cundinamarca determinó ayer, en un fallo en derecho, que el decreto mediante el cual el presidente Duque, con el visto bueno obviamente de su casi siempre desacertada Oficina Jurídica, es nulo porque en el momento en que se dictó en febrero del 2021, nombrar como ministro a un individuo de sexo masculino quebraba la norma expresa del equilibrio de géneros y dejaba en minoría anticonstitucional la representación femenina en el gabinete ministerial.
Por supuesto, en otro gobierno ese error le costaría no solamente el puesto al ministro defenestrado por el Tribunal sino también al Jefe Jurídico que lo debió haber redactado o le dió el visto bueno a la equivocación. Pero como el olimpismo con que el señor Duque ha desconocido en más de una ocasión la obligatoriedad de la Carta sigue siendo imperante, a la determinación del Contencioso como al decreto contra los viejitos por los días del covid, le espera la misma suerte de los otros demandados: lo apelarán para no tenerlo que cumplir en lo que les falta de ejecución gubernamental.
Pero como el debate de censura al ministro Molano ha adquirido una gravedad internacional después que el presidente Duque le declarara casi que la guerra a Rusia personalmente y en el mismo seno del Consejo de Seguridad de la ONU, puede ser posible que el fallo judicial sea usado para mamarse de afrontar el debate público sobre la manera como el ministro y el Ejército presentaron su actuación en la vereda El Remanso de Puerto Leguízamo.
Como las documentadas investigaciones de los distintos medios sembraron no solo la duda sobre la verdad del gobernante sino que hicieron recordar el grotesco espectáculo histórico de los falsos positivos, para no pasar a la historia como un régimen abusivo, resulta muy grande la posibilidad de que el gobernante acate el fallo del Tribunal Contencioso de Cundinamarca, declare nulo el nombramiento de Molano y evada la responsabilidad pública de explicar lo inexplicable sobre la masacre del Putumayo ante el Congreso de la Nación.